jueves, 18 de septiembre de 2014

Algunos apuntes sobre la misericordia

Hemos visto estos días el debate acerca de la participación de los aberrosexuales en el próximo Desfile de San Patricio en NY. También la claudicación (una más!) del cardenal Timothy Dolan.
Posteamos aquí la traducción de este artículo de Anthony Esolen para Crisis Magazine, que trata el tema específicamente, pero a todas luces lo excede.



Jesús buscó a las prostitutas. No buscó su prostitución. Jesús buscó a los hipócritas, a veces con un puñetazo retórico para llamar su atención. Pero no buscó su hipocresía. Buscó a los recaudadores de impuestos, esos traidores a su patria. Pero no buscó su traición.

Me estoy imaginando un desfile en la Calle Mayor de Cualquierpueblo.
Sería el típico desfile norteamericano. Algunas personas con sus flautas, o desafinando un Do en la trompeta, o golpeando los tambores. Un grupo de chicas de secundario en minifaldas bailando y tirando los bastones. Viejos con sus barrigas embutidas en sus viejos uniformes de la Armada, con sus rifles al hombro. El simpatiquísimo Alcalde saludando a todos con una sonrisa congelada desde su limousina, mientras la gente aplaude o le toca bocina. Camiones de bomberos rugiendo con sus sirenas. Señoras de mediana edad de la Asociación de Señoras de Mediana Edad con sus estandartes y carteles amigables, sonriendo a los chicos. Un batallón de boyscouts, otro de girlscouts, un payaso de grandes zapatos, chicos que corren, gente comiendo pochoclo, padres con chiquitos en hombros; todos y todo lo que se podría esperar.
En el desfile hay mentirosos, tramposos, chismosos, no practicantes, y gente que bebe demasiado. En el desfile hay adúlteros, uno o dos ladrones, un apacible coimero, un hombre que golpea a su esposa, y una esposa que golpea a su marido. En el desfile hay gente adicta a la pornografía, y por lo menos una mujer que se ha dedicado a ella. En el desfile hay padres que han herido a sus hijos e hijos que han herido a sus padres. En el desfile hay fornicadores, y algunos que han eliminado en el vientre al producto natural de su fornicación.
En el desfile hay un doctor que hizo morir a su anciano paciente con una sobredosis de morfina, a pedido de los parientes. En el desfile están los iracundos, los falsarios, los envidiosos, los perezosos, los soberbios, los blasfemos, los licenciosos, los perversos, los crueles, los avaros, los tibios y los obscenos.
En el desfile hay seres humanos. En el desfile hay pecadores. Nosotros estamos en el desfile, y en las veredas mirando el desfile.
Cuando yo era chico, en el pueblo vecino los inmigrantes italianos habían traído desde su Gubbio un gran festival, la Carrera de los Santos. Tres equipos de hombres cargando estatuas de trescientos kilos de San Jorge, de San Antonio y de San Ubaldo , el Santo Patrono de Gubbio, corrían por las empinadas calles alentados por los cuatro mil habitantes del pueblo. El pecado iba cargando a la santidad; los pecadores inclinaban sus espaldas y forzaban sus piernas para honrar a los santos.
Para eso es que tenemos un desfile. Nosotros, los que no siempre somos honorables mostramos nuestro aprecio por el honor. Nosotros, los que no siempre somos santos mostramos nuestra reverencia por la santidad. Los que somos pequeños pagamos nuestro respeto por aquello que es grande. Los que hemos recibido grandes beneficios mostramos algo de modesta gratitud hacia aquellos a quienes se los debemos.
Supongamos ahora que la Real Orden de los Golpeadores de Esposas quisiera sumarse al desfile, presentando a una inclinada joven invitando voluntariosamente a ser golpeada por los hombres con una paleta. Supongamos que los Fornicadores por la Libertad quisieran marchar bailando al son de “Paradise by the Dashboard Lights”*. Supongamos que un grupo llamado Cristianos por el Porno** quisiera pasearse emperifollado en bikinis y zungas. Supongamos que los Sembradores de Rumores quisieran marchar, promocionando que su raison d´etre es recolectar los feos secretos de los demás para desparramarlos en alegres caricaturizaciones.
Podemos imaginar otros grupos: Los Esquemáticos De Ponzi, Los Hermandad de los Profanadores, Los Tiburones del Préstamo, Los Sabios de la Morfina, Las Perras Incitadoras, Los Pekeños Korruptores, el Ku Klux Klan, Los Nuevos Nazis, Los Ladrones de Guante Blanco, Los Tejedores de Discordias, Los Corredores de Favores Públicos, Los Alegres Glotones, Los Parásitos…etc.

Ahora…supongamos que el desfile fuera públicamente organizado para celebrar la fiesta de un santo, y que alguno de los líderes organizadores de la veneración fuera a ocupar el sitio del Santo. Ese no sería un caso del pecado cargando la santidad. Sería, por el contrario, el caso del pecado marchando sobre las espaldas y la cabeza de la santidad. De acuerdo con la leyenda, San Patricio echó todas las serpientes de Irlanda. El nuevo San Patricio es más inclusivo. Le abre la puerta a las serpientes para que vuelvan.

Doy por hecho que cualquier político que marchase  junto al Club de las Piñas de Ray Rice*** sería echado a patadas de su puesto. Y no porque nuestros Parlamentos sean exclusivos para hombres llenos de santidad. ¡Ojalá fuera así! ¡Nuestras campañas políticas serían mucho más baratas!
Sería simplemente porque permitir desfilar al Club de las Piñas de Ray Rice, implicaría afirmar con aplausos que no hay nada malo en este club.
Ah…si los prejuiciosos consideraran tan solo la agradable constructividad del Club de las Piñas, especialmente para el orden familiar y la paz y la tranquilidad. Permitirle participar al Ku Klux Klan sería afirmar sin ninguna palabra que no hay nada malo en su racismo, uno hasta podría sacarse una foto con su Líder, encapuchado y con los pulgares arriba para todos los integrantes. Eso no sería “salir a buscar al Klan”. Sería arrodillarse y besarle los pies.
No voy a decir que todos estos males son iguales. Voy a decir, por ahora y simplemente, que son males. Algunos son legales, otros no lo son; algunos son ampliamente celebrados en estos días, otros son rechazados, otros vituperados. Pero ninguna de estas circunstancias, accidentales en definitiva, deberían importarle al que sigue a Dios.
Porque, en definitiva, el que sigue a Dios no promociona ni le facilita las cosas a los del Klan, a los fornicadores, a los estafadores, a las estrellas porno, a los ladrones, a los golpeadores de mujeres, a los chismosos, mentirosos, adúlteros, sodomitas, o a cualquier pecador que quiere que su pecado sea bendecido, y no su alma.
*Canción de Meat Loaf
** juego de palabras, Porn Again Cristians, por Born Again Christians

***Ray Rice: jugador de fútbol americano que desató un escándalo por golpear a su novia en un ascensor.



Un aparte. La pastoral de Mons. Schiavi. Otro Ultraconservador.

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