lunes, 6 de enero de 2014

La Epifanía del Señor

Solemnidad de la Epifanía del Señor"Como yo -les dijo a los reyes magos-, tardasteis en venir. Los pastores, y hasta el ganado, llevaban ya mucho tiempo aquí y se habían unido al coro de ángeles mientras vosotros estábais en camino. Para vosotros se relajó la primordial disciplina de los cielos y brilló entre las desconcertadas estrellas una nueva luz desafiante... ¡Cuán laboriosamente vinisteis, tomando vistas y calculado, mientras los pastores corrían descalzos! ¡Qué aspecto más raro teníais en el camino atendidos por libreas de tierras extrañas, cargados con regalos absurdos!... Al cabo llegasteis al fin de vuestra peregrinación y la gran estrella se detuvo sobre vosotros. ¿Y qué hicisteis? Os detuvisteis para visitar al rey Herodes. En vuestro fatal intercambio de cumplidos empezó aquella guerra no terminada del populacho y los magistrados contra el inocente...Con todo, vinisteis y no os hicieron volver. También vosotros encontrasteis sitio ante el pesebre. Vuestros regalos no eran necesarios, pero fueron aceptados y puestos cuidadosamente porque fueron traídos con amor. En aquella nueva orden de caridad que acababa de surgir a la vida, también para vosotros hubo sitio. A los ojos de la Sagrada Familia no erais menos que el buey o el asno...Vosotros sois mis patrones especiales y los patrones de todos los que llegan tarde, de todos los que han tenido que hacer un tedioso viaje para llegar a la verdad, de todos los confundidos con el conocimiento y la especulación, de todos los que a través de la cortesía comparten la culpa, de todos los que están en peligro a causa de su talento...Orad por mí, primos míos, y por mi pobre hijo sobrecargado. ¡Que también él encuentre antes del fin sitio para arrodillarse en la paja! Orad por los grandes, para que no perezcan del todo. Y orad por Lactancio, y Marcias, y los jóvenes poetas de Tréveris, y por las almas de mis salvajes y ciegos antecesores; y por su astuto adversario Ulises, y por el gran Longino... Por Él, que no rechazó vuestros curiosos regalos, orad siempre por los hombres cultos, oblicuos y frágiles. ¡Que no se les olvide del todo en el trono de Dios cuando los simples entren en su reino!" 

La oración de Santa Elena
Evelyn Waugh: Elena, cap. IX


Evelyn Waugh, 1945.

Para  todos los que llegaremos tarde, después de atravesar dificultades, con cargas inútiles y en zigzag porque no se nos concedió la sencillez clarividente de los pastorcitos. Pero llegaremos también, por la Gracia de Dios.







J.

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