lunes, 24 de noviembre de 2014

El Inmaculado Corazón de María. Cardenal Sarah


"Por su Fiat el Verbo se encarnó en el Tabernáculo de su Vientre"

Fue a través del cuerpo de una joven, una niña judía que vivía en un pequeño pueblo llamado Nazaret, que Jesús, el Verbo Divino, se hizo carne. María pertenecía a esa parte del pueblo de Israel, que esperaba la venida del Señor con expectativa y anhelo. No hay dudas de que ella había leído acerca de Su venida en el Antiguo Testamento y orado por ello. Pero ella no tenía idea de cómo iba a suceder. La mayoría de los israelitas pensaban que el Mesías se manifestaría gloriosamente.

Cuando el arcángel Gabriel anunció a María que ella iba a ser la "puerta" por la que el deseo largamente esperado de las Naciones se cumpliría, ella debe haber quedado completamente  asombrada: "¡Salve, llena de Gracia, el Señor está contigo! ... Vas a concebir en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús "(Lc 1,28-31). Una nueva vida - llena de riesgos - se abrió ante ella. Según la tradición de la Iglesia, María, en un gesto excepcional para una mujer judía, había decidido "no conocer hombre" (Lc 1,34). Ella había discernido la virginidad que es la voluntad de Dios. Su Inmaculado Corazón - la Fiesta que celebramos en este día - provocó una entrega total de sí misma a Dios e incluyó el regalo tanto su cuerpo como de su corazón. Asegurándole que Dios no había desdeñado su voto, Gabriel le dijo a María que del mismo modo que la gloria de Dios estaba sobre el Arca, el Espíritu se posaría sobre ella. La joven "esclava del Señor" contempló las palabras del ángel y las guardo en su corazón. Su respuesta, conocida como su "¡Fiat!" - "hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38) - muestra que se confió totalmente a los designios de Dios. Ella optó por renunciar a sus propios planes y enregarse a Dios y a través de su fiat, el Verbo de Dios se hizo carne en el tabernáculo de su vientre.


San Agustín nos dice que la Virgen María concibió a Jesús primero en la fe, y luego en su cuerpo (De Virg., 3: PL 40, 398). La fe de que Dios cumpliría la palabra dicha por medio de su mensajero precedió a su maternidad. Fue esta fe la que sostuvo a María en las muchas pruebas de su vida. Por la fe, dejó que Dios la condujera totalmente y sin reservas. En ella, la definición de la fe propuesta por el Concilio Vaticano II se encuentra encarnación perfecta: "La obediencia de la fe (. Rm 13,26; ver 1.5; 2 Cor 10,5-6) es que debe darse a Dios que se revela, una obediencia por el cual el hombre se compromete libre y totalmente a Dios "(Dei Verbum nº 5).

Pero, como María descubrió, la fe "no es una marcha triunfal, sino un camino marcado por el sufrimiento diario y el amor, la prueba y la fidelidad" (Papa Benedicto XVI, Audiencia General, Miércoles, 24 de mayo 2006). Tal como aconteció a Abraham, nuestro "padre en la fe" (Plegaria Eucarística I), a menudo se vive en la oscuridad y la prueba. "¡Cuán inescrutables son sus juicios e insondables sus caminos", nos dice San Pablo (Rom 11,35).

María tocó la oscuridad de la fe desde su primer fiat de Nazaret hasta su fiat último al pie de la cruz en el Gólgota. Cuando ella y José presentaron a Jesús en el Templo, una "segunda anunciación" se  llevó a cabo cuando el anciano Simeón profetizó que su hijo iba a ser "signo de contradicción" y que una espada atravesaría su corazón (Lc 2,34-35). María vive la verdad de las palabras de Simeón durante la peregrinación anual de la Pascua a Jerusalén - el Evangelio que acabamos de escuchar. Habiendo permitido que Jesús anduviera libremente entre los otros peregrinos, María y José descubrieron después de un día en que su hijo se había perdido. Pero en lugar de una disculpa, recibieron en reprimenda suave que Jesús tenía que ocuparse de las cosas de su Padre. San Lucas  refiere explícitamente que ni José, su padre, ni María, su madre, "comprendieron lo que les dijo:" (Lc 2,50).

Esta espada de dolor se recortaría más profunda con el paso del tiempo. Incluso en la vida oculta de Nazaret en los siguientes dieciocho años. El Beato Juan Pablo II nos dice que la vida de María estuvo marcada por "una particular fatiga del corazón ... una especie de "velo" a través del cual uno tiene que acercarse al Invisible y vivir en intimidad con el misterio "(Encíclica Redemptoris Mater # 17). Vivir en la intimidad diaria con el niño divino, a quien conocía desde la Escritura fue el Hijo de Dios, pero destinado a ser "varón de dolores", "Despreciado y desecho de hombres" (cf. . 53), se requiere una fe enorme y entrega a los designios de Dios. Una vez más, María, vacía de sí misma y totalmente receptiva para Dios y sus planes amorosos, se abandona a la voluntad incomprensible del Padre, independientemente de lo que puede costar, porque ella cree que "para los que aman a Dios, todas las cosas les juntos por el bien "(Rom 8,28).

Ella emerge de esta oscuridad con su fe fortalecida. En el milagro en las Bodas de Caná, encontramos a María depender de la fe en su Hijo para transformar el agua en vino. "Haced lo que Él os diga" (Jn 2,5). María, como nosotros, no posee infundido el conocimiento acerca de los planes de Dios. Pero, en vista de los acontecimientos de la vida, en lugar de rebelarse o tropezar en la oscuridad, era la fe que le permitió salir a la luz.

Necesitaba de la fe para permanecer al pie de la Cruz. Cuando el soldado clavó su lanza en el costado de Jesús, la espada del sufrimiento atravesó su corazón también. Aquí, María hizo su segundo Fiat. Ella consintió los «insondables designios» de Dios y Sus "inescrutables caminos". María, ante los atroces sufrimientos de su Hijo. Observó Su derrota impensable y la aparente victoria de Satanás. Ella podría haber tenido la tentación de huir de la Cruz o invitar a Jesús como el Hijo de Dios a bajar.
Por el contrario, fue precisamente en este momento de prueba más grande que el fiat de María alcanzó su confirmación suprema.


¿Qué fue lo que formó la fe de María? En su Carta Apostólica Porta Fidei de hace apenas unos meses (11 de octubre de 2011), invitando a toda la Iglesia a un "Año de la Fe", el Papa Benedicto XVI ofrece una respuesta que nos puede ayudar en nuestro recorrido. Cito: "la 'puerta de la fe" (Hechos 14,27) está siempre abierta para nosotros, marcando el comienzo en la vida de comunión con Dios y ofreciendo la entrada en su Iglesia. Es posible cruzar ese umbral cuando la Palabra de Dios es proclamada y el corazón se deja plasmar por la gracia transformadora "(# 1).

Las palabras del Papa Benedicto representan una invitación a nosotros. Él nos dice que recibimos el don de la fe a través de escuchar la Palabra de Dios y abrir nuestro corazón al poder transformador de la gracia. María es nuestro modelo. Ella es el que oye la palabra de Dios y la mantiene. San Lucas nos dice: "María guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc 11,21). Traducido literalmente, significa el verbo griego symballein "depositaba las cosas en el corazón." El libro de Proverbios nos dice que el hombre sabio enseña a su hijo y le insta: "mantiene mis palabras en tu corazón" (Proverbios 3,1). María hizo esto. El salmista relata a Dios: "Conservo tu palabra en mi corazón para no pecar contra Tí" (Salmo 119,11). María hizo esto. No es que tuviera la plena comprensión de todo lo que llevba depositado en su corazón. Su grandeza reside en su fe en la Palabra de Dios por la que ella estaba dispuesta a seguir adelante con un plan que no entendía, a un lugar que no había elegido, por el bien de un pueblo que rechazaría, torturaría y mataría a su hijo.

En este contexto, podemos entender por qué San Lucas opta por insertar en su Evangelio el incidente un tanto extraño de una mujer de la multitud que alaba a María que lleva su Hijo, "bendito el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron" (Lc 11:27). Jesús usó su comentario para definir la verdadera bienaventuranza: "bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan" (Lc 11,28). María escuchó la palabra de Dios y la mantuvo - sabiendo que "nada es imposible para Dios", por lo que ella es bendita.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: ¡qué lección preciosa nos ofrece la Virgen! Nuestras vidas, también, están marcados con frecuencia por la oscuridad de la fe. A nivel personal, algunos de nosotros estamos afligidos por sufrimientos corporales o relaciones difíciles; a nivel nacional y mundial, nos enfrentamos a retos morales sin precedentes, que amenazan nuestros fundamentos cristianos y la estructura misma de la sociedad; tiempos económicos colocan a nuestros medios de vida en riesgo y que les resulta cada vez más difícil a fin de mes; incluso en la Iglesia, los pecados y escándalos estropean la llamada a la santidad. Sólo la fe en un Dios que finalmente triunfa puede dar a luz a una esperanza que nos sostiene a través de toda la oscuridad, permitiendo que el amor de Dios, e incluso aquello que se nos presenta como un enemigo entre como luz al mundo (Deus Caritas est # 39).

Este amor, esta luz se hizo carne, entrando en el mundo y transformarlo definitivamente a través de una joven judía, llamada María, en la pequeña aldea de Nazaret. Cuántos santos han arrojado luz sobre sus mundos oscuros a través de la apertura a la Palabra de Dios y el poder transformador de la gracia: la Beata Teresa de Calcuta, el Beato Juan Pablo II, San José María Escrivá, por nombrar sólo unos pocos!

Hoy en esta Eucaristía, en la Fiesta del Inmaculado Corazón de María, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón. En nosotros, Él desea tomar su morada y, a través de nuestro cuerpo, entrar en la historia humana. Cuando le damos la bienvenida, Él da a luz a la divinidad dentro de la cuna de nuestros corazones. ¿Qué respuesta le dará nuestro corazón a Su propuesta divina?

Permítanme terminar con unas palabras de San Bernardo de Claraval, que - como desde detrás de una cortina - observa el encuentro entre el Arcángel Gabriel y María. Sus palabras nos animen a donarnos  en la fe, la esperanza y el amor a una verdad que ha sido atestiguado través de los tiempos: "Sin Dios, nada es posible. Con Dios, todas las cosas son posibles ":


"Tú has oído, oh Virgen, que concebirás y darás a luz un hijo; tú has oído que no va a ser por el hombre sino por el Espíritu Santo.
El ángel aguarda una respuesta ... nosotros también estamos esperando.
De tu palabra depende el consuelo para los miserables, el rescate de los cautivos, la libertad de los condenados, de hecho, la salvación para todos los hijos de Adán, de toda tu raza.
Responde rápido, oh Virgen! ... Pronuncia tu propia palabra, concibe la Palabra divina.
Abre tu corazón a la fe, oh Virgen María, tus labios para alabar, tu seno para el Creador. Mira, el deseado de todas las naciones está a tu puerta, golpeando para entrar.
Levántate, apresúrate , abre. Levántate en la fe, apresura la devoción, abre en alabanza y acción de gracias. "He aquí la esclava del Señor", dice ella, "hágase en mí según tu palabra" ("Elogio de la Santísima Virgen María", Hom. 4, 8-9).-

Texto de la homilía del Cardenal Robert Sarah en la Festividad del Inmaculado Corazón de María.16 de Junio de 2012, Dublin - Irlanda

Trad. J.

sábado, 15 de noviembre de 2014

La esquiva traducción de la Relatio Synodi


La Relatio Synodi sigue sin tener traducción oficial al español. Los sajones consiguieron la suya en inglés después de mucho reclamar.
Pero ahora la versión inglesa también desapareció. (Queda "flotando" la del Bolletino, pero no la del sitio)

Sorprende un poco porque la escandalosa Relatio Post Disceptationem estuvo escrita, editada y traducida a cinco idiomas en tan solo 48 hs. Una velocidad sorprendente si consideramos que implicó hacer un compendio de centenares de discursos e intervenciones, lo que hizo sospechar a muchos de que ya estaba escrita y cocinada de antemano. 

http://www.vatican.va/roman_curia/synod/



  • "Relatio Synodi" of the Third Extraordinary General Assembly of the Synod of Bishops: "The Pastoral Challenges of the Family in the Context of Evangelization" (5-19 October 2014)
    [Italian]

jueves, 13 de noviembre de 2014

Del pecado y el pecador


Muy oportuna la entrada de Infocaótica  acerca de este asunto, que últimamente parece cerrar el paso a cualquier juicio, digamos, desde el nefasto ¿Quién soy yo para juzgar?. O como dicen los "líberals" en el Norte to be judgemental. Ya nadie puede reprochar, corregir, ni enseñar. O mejor dicho, ya nada parece digno de reproche, de corrección, o de enseñanza. Todo da igual, porque nadie tiene autoridad sobre nada ni sobre nadie, en este mundo devenido igualitario y "gradual".
Dejamos de lado el contexto relacionado con el baboso artículo de Roberto Bosca sobre el que ya se ha dicho suficiente, y porque sinceramente creemos que carece de interés particular en medio de la avalancha diaria de pavadas:

Las consideraciones generales que hacemos a continuación se pueden encontrar en manuales serios y en la Summa de Santo Tomás. Por razones de espacio y claridad, vamos a seguir a Royo Marín (Teología de la caridadTeología moral para seglares).

1. El odio al prójimo.Debemos amar al prójimo con amor de caridad. Por lo que toda forma de odio parece contraria al precepto de Cristo. Sin embargo, es necesario distinguir:

Odio de enemistad, llamado también de malevolencia, es el que desea algún mal a una persona en cuanto prójimo, o se alegra de sus males, o se entristece por sus bienes. Es el desearle mal, en cuanto es mal para él, y se opone directamente a la caridad y constituye, por lo mismo, un grave desorden moral.

Odio de abominación, llamado también odio de cualidad, consiste en aborrecer al prójimo, no en sí mismo, sino en sus obras (malas) y esto no es pecado. «La razón es porque odiar lo que de suyo es odiable no es ningún pecado, sino del todo obligatorio cuando se odia según el recto orden de la razón y con el modo y finalidad debida. Sin embargo, hay que estar muy alerta para no pasar del odio de legítima abominación de lo malo al odio de enemistad hacia la persona culpable, lo cual jamás es lícito aunque se trate de un gran pecador, ya que está a tiempo todavía de arrepentirse y salvarse. Solamente los demonios y condenados del infierno se han hecho definitivamente indignos de todo acto de caridad en cualquiera de sus manifestaciones» (Royo Marín).
Parafraseando a Escrivá, así como hay un «anticlericalismo bueno» (rechazo del clericalismo como vicio, pero no del clero, ni del estado clerical) hay un «odio bueno», que es conforme a la virtud de la caridad. Con palabras de San Agustín: «Este es el odio perfecto, que ni aborrezcas a los hombres por sus vicios, ni ames a los vicios por respeto de los hombres».

2. Amor y odio al prójimo.El amor al prójimo e incluso a los enemigos nos obliga a deponer todo odio de enemistad y todo deseo de venganza. Pero los pecadores han de ser amados como hombres capaces todavía de eterna bienaventuranza; de ninguna manera en cuanto pecadores. La caridad no nos permite excluir absolutamente a ningún ser humano que viva todavía en este mundo, por muy perverso y satánico que sea. Mientras la muerte no les fije definitivamente en el mal, desvinculándoles para siempre de los lazos de la caridad –que tiene por fundamento la participación en la futura bienaventuranza–,  hay que amar sinceramente, con verdadero amor de caridad, a los criminales, ladrones, adúlteros, ateos, masones, perseguidores de la Iglesia, etc. No precisamente en cuanto tales –lo que sería inicuo y perverso– pero sí en cuanto hombres, capaces todavía, por el arrepentimiento y la expiación de sus pecados, de la bienaventuranza eterna del cielo. La exclusión positiva y consciente de un solo ser humano capaz todavía de la bienaventuranza destruiría por completo la caridad (pecado mortal), ya que su universalidad constituye precisamente una de sus notas esenciales. Amar no significa sentir mucha ternura, pues el verdadero amor reside esencialmente en la voluntad. Querer bien a alguien, es querer seriamente para esa persona todo cuanto según la recta razón y la fe es bueno: la gracia de Dios y la salvación del alma primeramente, y después, todo cuanto no desvíe de este fin.Las sabias y célebres palabras de San Agustín que decía: Hay que odiar el error y amar a los que yerran, suelen frecuentemente interpretarse como si el pecado estuviese en el pecador a la manera de un libro en un estante. Se puede detestar el libro sin tener la menor restricción contra el estante, pues, aun cuando una cosa esté dentro de la otra, le es totalmente extrínseca. Sin embargo, la realidad es otra. El error está en el que yerra como la ferocidad está en la fiera. Una persona atacada por un oso, no puede defenderse dando un tiro en la ferocidad evitando herir al oso y aceptándole, al mismo tiempo, recibir un abrazo con los brazos abiertos. Santo Tomás, sobre esto, se explaya con claridad meridiana. 

El odio debe incidir no sólo sobre el pecado considerado en abstracto sino también sobre la persona del pecador. Sin embargo, no debe recaer sobre toda esa persona: no lo hará sobre su naturaleza, que es buena, las cualidades que eventualmente tenga, y recaerá sobre sus defectos, por ejemplo su lujuria, su impiedad o su falsedad. Pero, insistimos, no sobre la lujuria, la impiedad o la falsedad en tesis, sino sobre el pecador en cuanto persona lujuriosa, impía o falsa. Por eso el profeta David dice de los inicuos: los odié con odio perfecto (Ps. 138, 22). Pues, por la misma razón se debe odiar lo que en alguien haya de mal y amar lo que haya de bien. Por lo tanto, concluye Santo Tomás, este odio perfecto pertenece a la caridad. No se trata de un odio hecho apenas de irascibilidad superficial. Es un odio ordenado, racional y, por tanto, virtuoso. Así es que, odiar recta y virtuosamente es un acto de caridad. 
Claramente se ve que odiar la iniquidad de los malos es lo mismo que odiar a los malos en cuanto son inicuos. Odiar a los malos en cuanto malos, odiarlos porque son malos, en la medida de la gravedad del mal que hacen, y durante todo el tiempo en que perseveren en el mal. Así, cuanto mayor el pecado, tanto mayor el odio de los justos. En este sentido, debemos odiar principalmente a los que pecan contra la fe, a los que blasfeman contra Dios, a los que arrastran a los otros al pecado, pues los odia particularmente la justicia de Dios.

3. Desear al prójimo un el mal físico bajo razón de bien moral.Los moralistas se preguntan, con Santo Tomás, si es lícito desear al prójimo un mal físico como la enfermedad o la muerte, bajo razón de bien moral, como expresión del odio de abominación. Y la respuesta es afirmativa: «No hay pecado alguno en desearle al prójimo algún mal físico, pero bajo la razón de bien moral (v.gr., una enfermedad para que se arrepienta de su mala vida). Tampoco lo sería alegrarse de la muerte del prójimo que sembraba errores o herejías, perseguía a la Iglesia, etc., con tal que este gozo no redunde en odio hacia la persona misma que causaba aquel mal» (Royo Marín).Por tanto, es lícito desear al prójimo «algún mal físico o temporal bajo el aspecto de un bien mayor, como sería, por ejemplo, una enfermedad o adversidad para que se convierta, la corrección de un escándalo (v.gr., por el encarcelamiento o destierro del que lo produce) o el bien común de la sociedad (v.gr., la muerte de un escritor impío o de un perseguidor de la Iglesia para que no siga haciendo daño a los demás)» (Royo Marín).  

4. Desear la muerte del prójimo bajo razón de bien moral.La muerte es un mal físico, no un pecado. En sí misma considerada, es la separación del alma de su cuerpo. Al desear la muerte del prójimo en cuanto mal físico, queriendo siempre su salvación, se realiza el odio de abominación que puede ser acto de caridad. Al desear la muerte del pecador que daña al bien común, de la comunidad política o de la Iglesia, incluso pidiendo a Dios que esta ocurra pronto, se desea un mal físico (muerte) bajo razón de bien moral (bien común). Y no hay en ello ningún pecado sino más bien ejercicio de la caridad social.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Extra Ecclesiam nulla salus. Una Carta del Dr. Mario Caponnetto


¿Quiénes rompen la comunión eclesial?

Mario Caponnetto

Hace unos meses, el obispo de la Diócesis de Ciudad del Este, de Paraguay, Monseñor Rogelio Livieres, fue destituido de su cargo acusado de romper la unidad eclesial y pastoral con el resto del Episcopado de ese país. Por su parte, dos obispos, uno en Italia, otro en Argentina, prácticamente al mismo tiempo, dejaron taxativamente en claro ante sus feligreses que la asistencia a misas celebradas por sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X (y lo mismo respecto de los demás sacramentos) constituye una falta gravísima al punto de que quien la cometiere incurriría, de hecho, en excomunión.
Ambos episodios no dejan de ser llamativos (por decir lo menos) y crean no poca perplejidad entre los fieles. En el caso de Monseñor Livieres, en efecto, nadie ha precisado sobre qué fundamentos concretos se ha acreditado el mentado quiebre de la comunión eclesial y pastoral pues, hasta donde sabemos, no han sido dados a conocer motivos específicos de carácter doctrinario, pastoral o disciplinar que sustenten semejante acusación. En lo que respecta a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, si bien es cierto que esta asociación carece de un status canónico en la Iglesia y mantiene una situación de separación de la Santa Sede, no es menos cierto que sus obispos, sus sacerdotes y sus fieles no están excomulgados (sin contar que desde hace varios años existe una instancia abierta de diálogo entre la Fraternidad y la Santa Sede). Surge, entonces, la duda: si los miembros de la Fraternidad no están excomulgados ¿por qué incurrirían en excomunión quienes asistieran a sus celebraciones litúrgicas? Además, ¿favorece, acaso, el clima de diálogo abierto con la Fraternidad la adopción de medidas disciplinares tan severas? ¿No hubiera sido, preguntamos, más acorde con una visión pastoral recordar a los fieles la situación y condición en que se encuentra la Fraternidad antes de tomar sanciones canónicas de tan alto calibre?
No estamos discutiendo ninguna de las medias mencionadas. Sólo planteamos dudas e interrogantes; dudas e interrogantes que se acrecientan si miramos el contexto general en que se desenvuelve hoy la vida de la Iglesia. Cada día nos llegan noticias, de casi todos los lugares del mundo, de hechos graves que afectan la doctrina, la liturgia y la pastoral: actitudes, gestos, declaraciones de sacerdotes y de obispos (incluso prelados que ocupan puestos notorios y expectables en el gobierno de la Iglesia) que representan una flagrante ruptura con la Fe, la Tradición y el Magisterio sin que nada ni nadie les oponga la mínima corrección o sanción canónica. Resulta, por tanto, inevitable la sospecha (por momentos una certeza) de que el peso de la autoridad sólo se hace sentir respecto de bien determinados sectores eclesiales en tanto que respecto de otros la actitud invariable es el silencio, la permisividad cuando no el aliento.
A propósito de lo que decimos valga como botón de muestra un escrito firmado por el Padre Eduardo Casas, sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba en la que se desempeña como asesor de la Comisión Arquidiocesana de Educación. El texto lleva por título La fe cristiana en un mundo de pluralidad religiosa y aparece publicado con fecha 31 de octubre pasado en el portal de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica (Jaec), del Arzobispado de Córdoba (http://jaec.org.ar/index.php/info-escuelas/pastoral/espiritualidad/3405-la-fe-cristiana-en-un-mundo-de-pluralidad-religiosa).
Sostiene allí el Padre Casas (que entre otras cosas figura como profesor de Teología Dogmática en el Seminario Mayor de Córdoba) que el cristianismo, a lo largo de la historia, en su diálogo con las otras religiones, “ha pasado por diversos paradigmas eclesiales”. El primero de estos “paradigmas” es “el paradigma de la exclusividad (el cual generó, de hecho, exclusión y hasta violencia en variadas formas ya que sólo la salvación venía por la pertenencia visible e institucional a la Iglesia y fuera de ella no se encontraba redención)”. Luego, tras el Concilio Vaticano II, aparece un segundo “paradigma”, “el paradigma de la inclusividad” (sic) que “favoreció el diálogo ecuménico e interreligioso”. Pero en la actualidad aparece y se propicia “el paradigma de la pluralidad religiosa” que “es un parámetro (sic) construido desde la complementariedad e interreligiosidad a partir de una actitud de mutuo encuentro, reconocimiento, diálogo y alianza entre religiones donde la verdad es menos dogmática y más vital”.
Apenas puede creerse que semejantes afirmaciones hayan sido escritas por quien se presenta como teólogo y a quien su Ordinario le ha confiado nada menos que la educación de la Arquidiócesis y la formación de los futuros sacerdotes. En su exposición el Padre Casas parece olvidar largos siglos de elaboración teológica y dogmática acerca de la exclusividad de Cristo y de la Iglesia en orden a la salvación de los hombres (extra ecclesiam nulla salus). No se trata de “paradigmas eclesiales” sino de una verdad que ha de ser firmemente creída por todo católico: fuera de Cristo y de la Iglesia no hay salvación. Que esta verdad haya sido profundizada y precisada a través del tiempo no significa que haya sido alterada ni cambiada en su formulación esencial. De hecho, el último Documento magisterial de la Iglesia sobre este punto, la Declaración Dominus Jesus de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, del 6 de agosto del año 2000, ha dejado en claro la invariabilidad de la doctrina cuando en su número 20 sostiene que: “Ante todo, debe ser firmemente creído que la «Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta» (Lumen Gentium, 14). Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, «es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación» (Juan Pablo II, Redemptoris Missio, 9)”.
La misma Declaración, en el parágrafo siguiente, citando la doctrina de Trento, afirma: “Ciertamente, las diferentes tradiciones religiosas contienen y ofrecen elementos de religiosidad que proceden de Dios y que forman parte de «todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones ». De hecho algunas oraciones y ritos pueden asumir un papel de preparación evangélica, en cuanto son ocasiones o pedagogías en las cuales los corazones de los hombres son estimulados a abrirse a la acción de Dios. A ellas, sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una eficacia salvífica ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos (Concilio de Trento, Decreto De sacramentis, can. 8 de sacramentis in genere: DS 1608). Por otro lado, no se puede ignorar que otros ritos no cristianos, en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (cf. 1 Co 10,20-21), constituyen más bien un obstáculo para la salvación” (Dominus Jesus, 21).
El tema es extenso y complejo pero baste lo apuntado para advertir que esta verdad de fe no ha cambiado y ese presunto cambio de paradigmas eclesiales no existe más que en la imaginación del Padre Casas.
Pero no se detienen aquí las tesis de este presunto teólogo (que ostenta, además, los títulos de docente, escritor, poeta, conductor y productor radial). Más adelante insiste en que el “nuevo horizonte” de la interculturalidad y complementariedad “intenta desterrar la imposición eclesial y las actitudes de privilegio o exclusividad que ha tenido el cristianismo, especialmente el catolicismo, asumiendo el aporte de las diferentes tradiciones religiosas y culturales, proponiendo otra mirada de la mediación de Jesús, no tan ligada ‘’exclusivamente’’ a una sola Iglesia o una sola religión”.
Es decir se intenta desterrar la fe en la única Iglesia de Cristo, desterrar nada menos que todo un artículo del Credo. ¿Algo más? Sí. En la cúspide de su novedosa teología Casas escribe: “Se parte de la idea de que Jesús no se anunció a sí mismo sino al Reino de Dios y al Dios del Reino y que el Espíritu de Dios está presente en el mundo y en la historia, actuando siempre "macro ecuménicamente", superando toda división entre religiones y pueblos (el subrayado es nuestro). Cada uno opta por ser judío, musulmán, hindú, budista o ateo. Los cristianos no somos dueños de la verdad, la cual -al igual que la misma vida- está en continuo crecimiento, desarrollo y evolución. Nunca se la tiene acabadamente sino que se la percibe progresivamente”.
Ahora es muy claro: Cristo no se predicó a Sí mismo sino “al Dios del Reino”. Ergo, Cristo no es el Dios del Reino. Cristo no es Dios.

Honestamente, ¿puede un católico estar en comunión con el Padre Casas? ¿Puede estar en comunión con el Arzobispo Ñañez que no sólo calla y no corrige semejantes desvaríos sino que avala a quien los profiere manteniéndolo en vitales cargos pastorales de su Arquidiócesis? ¿Quién o quienes rompen la comunión eclesial, comunión que no puede fundarse sino en la integridad de la Fe? ¿Quiénes son y donde actúan los verdaderos destructores de la fe y de la unidad de la Iglesia?

sábado, 8 de noviembre de 2014

Envíe su agradecimiento al Cardenal Burke


Se puede firmar aquí:

Para: Cardenal Raymond Burke

Qisiera expresar mi agradecimiento personal por su servicio fiel en estos años como Prefecto de la Signatura Apostólica. En particular, me gustaría darle las gracias por ser una voz fuerte e intransigente en la defensa de las verdades de la vida y la familia.

Aunque un sinnúmero de hermanos católicos y defensores pro-vida y pro-familia extrañaremos su voz y presencia en el Vaticano, sé que una transferencia de la posición no hará nada para disuadirlo de proclamar con valentía las verdades del Evangelio de la Vida .

Usted me ha inspirado a luchar por la verdad en la caridad a pesar de todos los costos. Me comprometo a ser una voz como la suya : una voz de la verdad a tiempo y a destiempo.

Le ofrezco mis sinceras oraciones y buenos deseos a medida que avanza a través de este período de transición. Que Dios los bendiga.

Atentamente,
[Su nombre]





viernes, 7 de noviembre de 2014

La entrevista completa a Mons. Schneider, en español

Transcribimos a continuación la entrevista completa a Mons. Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa María en Astana, Kazakhtan.
Publicada en la revista Polonia Christiana

Comentario: Este Obispo sí que es católico. Recemos para que no sea misericordeado.


Contra los Fariseos

Su Excelencia, ¿cuál es su opinión sobre el Sínodo de la familia? ¿Cuál es su mensaje para las familias?

Durante el Sínodo, hubo momentos de evidente manipulación por parte de algunos clérigos con puestos clave en la estructura editorial y rectora del Sínodo. El informe provisional (Relatio post disceptationem) era claramente un texto prefabricado y sin vinculación con las verdaderas intervenciones de los Padres En las secciones sobre homosexualidad, sexualidad y los «divorciados vueltos a casar», el texto representa una ideología neopagana radical. Esta es la primera vez en la historia de la Iglesia en que un texto tan heterodoxo, surgido de un encuentro oficial entre Obispos católicos y bajo la dirección de un Papa, haya sido publicado, aun cuando tuviese carácter preliminar. Gracias a Dios y a las plegarias de los fieles de todo el mundo, un número considerable de padres Sinodales rechazaron decididamente esa agenda. Es una agenda que refleja la moralidad general corrupta y pagana de nuestra época, que está siendo impuesta mundialmente mediante la presión política y a través de los casi todopoderosos medios de comunicación oficiales, leales a los principios de la ideología mundial de género. Este documento sinodal, aunque sólo fuera provisional, constituye una auténtica vergüenza y una indicación de la medida en que el espíritu del mundo anticristiano ha invadido niveles importantes de la vida de la Iglesia. Este documento permanecerá para las futuras generaciones y para los historiadores como una mancha en el honor de la Sede Apostólica. Por fortuna, el Mensaje de los Padres Sinodales es un documento verdaderamente católico, que esboza la verdad divina sobre la familia sin silenciar las raíces profundas de los problemas, es decir, la realidad del pecado. Ofrece ánimo y consuelo auténticos a las familias católicas».
Algunas Citas del texto:
“Tenemos presente la carga impuesta por la vida en el sufrimiento que puede surgir por un hijo con necesidades especiales, con enfermedades graves, o con el deterioro por la edad avanzada, o por la muerte de algún ser querido. Admiramos la fidelidad de aquellos que vencen estas pruebas con coraje, fe y caridad. Ellos no lo ven como una carga impuesta sino como una forma de donación al prójimo, viendo en la debilidad de la carne  al Cristo sufriente…El amor conyugal, que es único e indisoluble, persevera en las dificultades. Es uno de los milagros más maravillosos y el más común. Este amor se propaga a través de la fertilidad y la generación, que involucran no sólo la procreación de los hijos sino el don de la vida divina en el bautismo, su catequesis, y su educación…La presencia de la familia de Jesús, María y José permanezca sobre ustedes” (1)


Los grupos que han estado esperando un cambio en las enseñanzas de la Iglesia con respecto a ciertas cuestiones morales (p.e. permitir la Comunión a las personas “divorciadas vueltas a casar” o buscando alguna forma de aprobación a las uniones homosexuales) probablemente se han visto decepcionados con el contenido de la Relatio final. ¿No habría de todos modos un peligro al cuestionar y discutir temas que son fundamentales para las enseñanzas de la Iglesia? ¿No hay un peligro de que esta misma discusión abra la puerta a serios abusos o a intentos de revisar estas enseñanzas en el futuro?

Un mandamiento divino, el sexto mandamiento, y la indisolubilidad absoluta del matrimonio sacramental, una regla de derecho divino, significan que los que se encuentran en estado de pecado grave no pueden ser admitidos a la Sagrada Comunión. Esto lo enseña San Pablo en su carta inspirada por el Espíritu Santo (1Co 11,27-30) y no puede someterse a voto, igual que la divinidad de Cristo nunca se sometería a voto. Una persona que sigue estando unida por el vínculo indisoluble del matrimonio sacramental y que, a pesar de ello, vive en cohabitación estable con otra persona, por precepto divino no puede ser admitida a la Sagrada Comunión. Hacer lo contrario sería una declaración pública por parte de la Iglesia, legitimando perversamente la negación de la indisolubilidad del matrimonio cristiano y, al mismo tiempo, aboliendo el sexto mandamiento de la Ley de Dios: No cometerás adulterio. Ninguna institución humana, ni siquiera el Papa o un Concilio Ecuménico, tiene la autoridad y la competencia para anular, ni siquiera de forma ligera o indirecta, uno de los diez mandamientos o las palabras divinas de Cristo: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre (Mt 19,6) Sin consideración de que esta lúcida verdad haya sido de forma constante y sin cambios, porque es incambiable, a través de todas las épocas por el Magisterio de la Iglesia hasta nuestros días por ejemplo en la Familiaris Consortio de San Juan Pabo II, en el Catecismo de la Iglesia Católica y por el Papa Benedicto XVI, la admisibilidad a la Sagrada Eucaristía de los así llamados “divorciados vueltos a casar” ha sido sometida a votación en el Sínodo. Este hecho es en sí mismo muy grave y y representa una actitud de clerical arrogancia con respecto a la Verdad divina y la Palabra de Dios.

Indigno intento de someter a votación la Verdad divina
El intento de someter a votación la verdad divina y la Palabra de Dios es indigno de los que, como representantes del Magisterio, deben transmitir celosamente, como siervos buenos y fieles (cf. Mt 24, 45) el depósito divino.
Al admitir a los «divorciados vueltos a casar» a la Sagrada Comunión, esos obispos establecen una nueva tradición por su propia voluntad y vulnerando con ello el mandamiento de Dios, como Cristo reprochaba a los fariseos y a los escribas (cf. Mt 15,3). Y lo que es peor es el hecho de que esos obispos intentan legitimar su infidelidad a la Palabra de Cristo mediante argumentos como la «necesidad pastoral», la «misericordia», la «apertura al Espíritu Santo». No tienen reparo ni escrúpulo en pervertir de forma gnóstica el verdadero significado de esas palabras, denostando a los que se oponen a ellos y defienden el inmutable mandato divino y la verdadera Tradición como rígidos, escrupulosos o tradicionalistas». Durante la gran crisis Arriana en el s IV los defensores de la Divinidad del Hijo de Dios también fueron llamados “intransigentes” y “tradicionalistas”. San Atanasio llegó a ser excomulgado por el Papa Liberio y el Papa justificó el hecho con el argumento de que San Atanasio no estaba en comunión con los Obispos de Oriente que eran mayoritariamente heréticos o semi-heréticos. San Basilio el Grande afirmó frente a esa situación que: “Solamente un pecado es severamente castigado en estos días: la atenta observancia de las tradiciones de nuestros Padres. Por esa razón los buenos son arrojados fuera y llevados al desierto” (Ep. 243)
La realidad es que estos Obispos que alientan la admisión a la Comunión a los “divorciados vueltos a casar” son los nuevos Fariseos y Escribas porque rechazan el mandamiento de Dios contribuyendo al hecho de que del cuerpo y el corazón de los “divorciados vueltos a casar”  continúen “procediendo adulterios” (Mat. 15:19), porque ellos quieren una solución que “limpie”exteriormente para aparecer “limpios” frente a los que detentan el poder (los medios, la opinión pública). Pero de todos modos cuendo eventualmente se presenten ante el tribunal de Cristo, escucharán sin dudas para su propio desmayo estas palabras de Cristo: “¿Quién eres tu para enumerar mis mandamientos y tomar en tu boca mi alianza?. Tú que aborreces la disciplina y echas a la espalda mis palabras…y tienes  tu parte con el adúltero?” (Ps 50 (49):16:18).

La Relatio final del Sínodo también contiene, desafortunadamente, el parágrafo con el voto sobre el tema de la Santa Eucaristía para los “divorciados vueltos a casar”. Aun cuando no haya conseguido los dos tercios requeridos, permanece allí el hecho preocupante y asombroso de que la mayoría absoluta de los Obispos presentes hayan votado a favor de la Comunión para los “divorciados vueltos a casar”, un triste reflejo de la calidad espiritual del episcopado en nuestros días. Y es más triste aún que este parágrafo que no obtuvo la aprobación requerida por la mayoría calificada, permanezca a pesar de todo en el texto final de la Relatio y vaya a ser enviada a todas las diócesis para su discusión. Sólo aumentará la confusión doctrinal entre los sacerdotes y los fieles, al quedar en el aire que los mandamientos divinos, la Palabra de Cristo y la enseñanza del Apóstol Pablo están al albur de los distintos grupos de decisión. Un Cardenal que abierta y vehementemente apoyó el asunto de la admisión a la Santa Comunión de los “divorciados vueltos a casar” y aún la vergonzosa declaración sobre las “parejas” homosexuales de la Relatio preliminar estaba disconforme con la Relatio final, y terminó declarando que “El vaso está medio lleno”, que esperaba que había que trabajar para que esté lleno el año que viene. Debemos creer firmemente que Dios disipará los planes de engaño, infidelidad y traición. Cristo maneja infaliblemente el timón de la barca de su Iglesia en medio de tal tormenta. Creemos y confiamos en el que dirige la Iglesia, Nuestro Señor Jesucristo, que es la Verdad».


Estamos atravesando en estos días una cima en la agresión a la familia; esta agresión está acompañada por una tremenda confusión en el área de las ciencias sobre el hombre y la identidad del hombre. Desafortunadamente pareciera haber ciertos miembros de la jerarquía eclesiástica que al discutir estos asuntos expresan opiniones que contradicen las enseñanzas de Nuestro señor Jesucristo. ¿Cómo deberíamos dirigirnos a las personas que son víctimas de esta confusión, para que fortalezcan su fe y ayudarlos hacia su salvación?

Cristo purifica la fe a través de la prueba
En este tiempo extraordinariamente difícil, Cristo está purificando nuestra fe católica, de modo que, a través de la prueba, la Iglesia brille aún más y sea realmente luz y sal para un mundo neopagano insípido, gracias a la fidelidad y a la fe simple y pura en primer lugar de los fieles, de los pequeños de la Iglesia, de la «ecclesia docta» (la Iglesia que aprende), que en nuestros días fortalecerá a la «ecclesia docens» (la Iglesia que enseña, es decir, el Magisterio), de forma similar a lo que ya ocurrió en el siglo IV.
Tal como el beato cardenal Newman afirmó: “Es este un hecho muy remarcable, pero hay una enseñanza en él. Quizás fue permitido con el objeto de imprimir sobre esa Iglesia que salía de la persecución  la gran lección evangélica de que no el sabio y poderoso, sino el obscuro, el falto de instrucción y el débil, son su verdadera fuerza. Fue principalmente por el pueblo fiel que el Paganismo fue erradicado, y fue por el pueblo fiel bajo la guía de Atanasio y los Obispos de Egipto, y en algunos lugares con el apoyo de de sus Obispos y Sacerdotes  que la peor de las herejías fue resistida y echada del territorio sagrado…En ese tiempo de inmensa confusión el dogma divino de la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo fue proclamado, mantenido y (humanamente hablando) preservado, mucho más por la “Ecclesia Docta” que por la “Ecclesia Docens”, en el que el cuerpo del Episcopado fue infiel a su misión  mientras el cuerpo de los laicos fue fiel a su Bautismo, en el tiempo en que a veces el Papa, otras algún patriarca o metropolitano u otras grandes Sedes, o Concilios generales dijeron lo que no debían o hicieron lo que oscureció o comprometió la Verdad revelada; mientras por otro lado fue el pueblo cristiano el que bajo la Providencia constituyó la fuerza eclesiástica de Atanasio, Hilario, Eusebio de Vercellae y otros grandes confesores solitarios, que hubieran fallado sin él” (Arrianos del s IV, pp.446, 466)

Anima a los católicos a ser fieles al Catecismo
Tenemos que animar a los católicos ordinarios a que sean fieles al Catecismo que han recibido, a que sean fieles a las claras palabras de Cristo en el Evangelio, a que sean fieles a la fe que sus padres y antepasados les transmitieron. Tenemos que organizar grupos de estudios y conferencias sobre la doctrina perenne de la Iglesia sobre el matrimonio y la castidad, invitando especialmente a los jóvenes y a las parejas casadas. Tenemos que mostrar la auténtica belleza de una vida en castidad, la auténtica belleza del matrimonio y la familia cristianos, el gran valor de la Cruz y del sacrificio en nuestras vidas. Tenemos que presentar más ejemplos de los santos y de personas ejemplares que, a pesar de que sufrían las mismas tentaciones de la carne, la misma hostilidad y burlas del mundo pagano, con la gracia de Cristo tuvieron una vida feliz en castidad, en un matrimonio cristiano y en una familia. La Fe, la fe Católica y Apostólica, pura e íntegra vencerá al mundo (cf. 1 Jn 5:4)

Formar grupos de ayuda para la conversión y la santidad
Tenemos que crear y promover grupos juveniles con el corazón puro, grupos de familias, grupos de esposos católicos, fieles a sus votos matrimoniales. Tenemos que organizar grupos que ayuden a las familias moral y materialmente rotas, grupos que asistan con su oración y buenos consejos a las parejas separadas, grupos y personas que ayuden a los «divorciados vueltos a casar» a comenzar una conversión seria, reconociendo con humildad su situación pecaminosa y abandonando con la gracia de Dios los pecados que vulneran el mandamiento de Dios y la santidad del sacramento del matrimonio. Tenemos que crear grupos que ayuden cuidadosamente a las personas con tendencias homosexuales a emprender el camino de la conversión cristiana, el camino feliz y hermoso de una vida casta, y en un momento dado les ofrezcan discretamente un remedio psicológico. Tenemos que mostrar y predicar a nuestros contemporáneos, en el mundo neopagano, la Buena Noticia liberadora de la enseñanza de Cristo: que los mandatos de Dios y el sexto mandamiento en particular son sabios y hermosos: La Ley del Señor es perfecta y es descanso del alma: el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. La norma del Señor es límpida y da luz a los ojos (Sal 19(18),7-8)».


Durante el Sínodo el Arzobispo Gadecki de Poznan y algunos otros distinguidos prelados expresaron públicamente su disconformidad con el hecho de que los resultados de la discusión se apartaran de las enseñanzas perennes de la Iglesia. ¿Existe la posibilidad de que por esta discusión haya un despertar de miembros del clero y de fieles que hasta ahora desconocían el hecho de que en el mismo seno de la Iglesia hubiera personas que socavaran las enseñanzas de Nuestro Señor?

La Iglesia en Polonia defendió la verdad en el Sínodo
«Es un honor para el catolicismo polaco que el Presidente del episcopado, Su Excelencia el Arzobispo Gądecki, haya defendido con claridad y valor la verdad de Cristo sobre el matrimonio y la sexualidad humana, mostrándose como un verdadero hijo espiritual de San Juan Pablo II. El cardenal George Pell habló muy adecuadamente de la agenda progresista sobre la sexualidad y la supuesta motivación misericordiosa y pastoral para dar la Sagrada comunión a los «divorciados vueltos a casar» durante el Sínodo, diciendo que sólo es la punta del iceberg y una especie de caballo de Troya en la Iglesia».

Periodista y blogueros católicos, soldados de Cristo.
Que en el mismo seno de la Iglesia hay personas que socavan la enseñanza de Nuestro Señor se hizo evidente ante el mundo entero gracias al Internet y al trabajo de algunos periodistas católicos que no permanecieron impasibles ante lo que estaba ocurriendo con el tesoro de la fe católica. Me alegró comprobar que algunos periodistas católicos y blogueros de Internet se comportaban como buenos soldados de Cristo y alertaban de la agenda clerical que buscaba socavar la doctrina perenne de Nuestro Señor. Los cardenales, obispos, sacerdotes, familias católicas y jóvenes católicos tienen que decirse: me niego a ajustarme al espíritu neopagano de este mundo, aunque sean obispos y sacerdotes los que lo difundan; no aceptaré su uso falaz y perverso de la misericordia divina y del «nuevo Pentecostés»; me niego a ofrecer granos de incienso ante la estatua del ídolo de la ideología de género, ante el ídolo de los segundos matrimonios, de la cohabitación; aunque mi obispo lo haga, yo no lo haré; con la gracia de Dios, elegiré sufrir en lugar de traicionar la verdad plena de Cristo sobre la sexualidad humana y el matrimonio.

Obispos y cardenales que ofrecen incienso a ídolos neopaganos
«Es el testimonio lo que convencerá al mundo, no los maestros, como dijo el Beato Pablo VI en Evangelii Nuntiandi. La Iglesia y el mundo necesitan urgentemente testigos intrépidos y francos de la verdad plena de los mandamientos y de la voluntad de Dios, de la verdad plena de las palabras de Cristo sobre el matrimonio. Los fariseos y escribas clericales modernos, esos obispos y cardenales que ofrecen granos de incienso ante los ídolos neopaganos de la ideología de género y la cohabitación, no convencerán a nadie para que crean en Cristo y ofrezcan sus vidas por Cristo.
Realmente “veritas Domini manet in aeternum” (Ps 116: la verdad del Señor permanece para siempre) y “Jesucristo es el mismo hoy y ayer y por los siglos” (Hebr. 13:8) y “la Verdad os hará libres” (Juan 8:32) Esta última frase bíblica era una de las favoritas  de San juan Pablo II, el Papa de la Familia. Podríamos agregar: la Verdad divina revelada e incambiable sobre la sexualidad humana traerá libertad a las almas dentro y fuera de la Iglesia. En medio de la crisis de la Iglesia y el mal ejemplo moral y doctrinal de algunos Obispos de su tiempo, San Agustín confortó a los simples fieles con estas palabras: “No importa lo que nosotros los Obispos seamos, vosotros estáis a salvo, los que tenéis a Dios por Padre y a su Iglesia como Madre” (Contra litteras Petiliani III, 9, 10).



Biografía de Mons. Schneider
Anton Schneider nació en Tokmok, (Kirghiz, Antigua Unión Soviética). En 1973, poco después de recibir su primera comunión en la mano del Beato Oleksa Zaryckyj, presbítero y mártir, marchó con su familia a Alemania. Cuando se unió a los Canónigos Regulares de la Santa Cruz de Coimbra, una orden religiosa católica, adoptó el nombre de Athanasius (Atanasio). Fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1990. A partir de 1999, enseñó Patrología en el seminario María, Madre de la Iglesia en Karaganda.
El 2 de junio de 2006 fue consagrado obispo en el Altar de la Cátedra de San Pedro en el Vaticano por el Cardenal Angelo Sodano. En 2011 fue destinado como obispo auxiliar de la Archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajistán), que cuenta con cerca de cien mil católicos de una población total de cuatro millones de habitantes. Mons. Athanasius Schneider es el actual Secretario General de la Conferencia Episcopal de Kazajistán.


(1) Traducción propia. El texto del Documento Final (Relatio Synodi) continúa sin traducirse al Español, estando solamente en Italiano y en Inglés.
La “vergonzosa” e “inaceptable”(card. Müller) Relatio Post Disceptationem,  por el contrario, estuvo lista en cinco idiomas en 48 hs. , implicando una sorprendente velocidad de transcripción, edición y traducción de cientos de discursos e intervenciones.


Edición extractada en Infocatólica, de donde tomamos la base de esta traducción, que completamos con el original en inglés.
En polaco, aquí.
El resaltado es nuestro.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Remo Carlotto: ayer votando el aborto, hoy con Francisco.

Entre todas las esperpénticas visitas que son recibidas en el Vaticano en el último año y medio, la de hoy destaca.
Hoy el Papa Francisco ha recibido a Estela de Carlotto, cuyo mayor mérito aparente en la vida ha sido tener una hija terrorista, y a sus tres hijos, Remo, Claudia y Guido, más el supuesto nieto sorpresivamente recuperado.
Pero el caso más interesante del día es el de Remo Carlotto, que como diputado nacional ayer mismo impulsaba el aborto y hoy se presenta como si nada frente a este sucesor de Pedro, "el más inusual de la historia", tal como ajustadamente lo describió el cardenal Pell.
De todos modos queda claro que la culpa por estar ahí no la tiene este hijo diputado.



martes, 4 de noviembre de 2014

Otra vez. Se vuelve a tratar el aborto en el Congreso Argentino. Actualización.

Pidamos a la Virgen que cuide a sus hijos más pequeños e inocentes y no permita su exterminio a manos de nuestros legisladores.
Actualización: No hubo quorum para tratar la ley de exterminio. 
Demos gracias a Nuestra Señora.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Imperdible reportaje al Cardenal G. Müller

En Infocatólica

«La Iglesia, ni antes, ni durante, ni después del Sínodo puede cambiar lo que viene de la enseñanza de Cristo»

Nasz Dziennik, uno de los más importantes medios de comunicación polacos, ha realizado una extensa entrevista con Su Eminencia, el cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe. El cardenal habla abiertamente a cerca de la influencia nociva sobre el Sínodo ; pero igualmente confirma que la enseñanza de la Iglesia sobre la sagrada Comunión para los «vueltos a casar» civilmente está absolutamente prohibida, por ser contrario al Evangelio; así mismo, todos y cada uno de los actos homosexuales, contrarios a la naturaleza, son un grave pecado. Y lanza una advertencia: hay « obispos, que se han permitido ser cegados, de alguna manera, por una sociedad secularizada»

(Witness For Church/InfoCatólica) El cardenal Müller ha abordado diversas cuestiones en la entrevista

Sobre los medios de comunicación

Desafortunadamente, en las sociedades modernas, diversos medios, organizaciones internacionales e incluso gobiernos de varios países, están intentando sembrar confusión en la mente de la gente. En muchos países, las relaciones están destruidas, y esto también se aplica al modelo cristiano de matrimonio y familia. La verdad sobre el matrimonio y la familia es relativizada. Estas tendencias, por desgracia , han entrado, de alguna manera, dentro de la Iglesia y los obispos, a los cuales los medios de comunicación intentan presionar... Nosotros tenemos a Cristo y al Evangelio. Este es nuestro punto de referencia, el fundamento de la única y adecuada enseñanza de la Iglesia...

Sobre el matrimonio

Hay un montón de medios pero sólo hay un mediador, que es Jesucristo y su Evangelio. Por lo tanto, la palabra de Dios no puede ser ignorada de ninguna manera y no se puede ceder en ninguna parte. Se debe aceptar totalmente. La Iglesia, ni antes, ni durante, ni después del Sínodo puede cambiar lo que viene de la enseñanza de Cristo. Respecto al matrimonio, éste está definido, ante todo, por las palabras: «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

Sobre la homosexualidad

Hay algunas voces que después del Sínodo de la Iglesia introdujeron el «camino para una nueva apertura a los homosexuales». ¿Suena esto como si la Iglesia fuera a dejar de calificar los actos homosexuales como pecado y de condenarlos?
Por supuesto, para la Iglesia, el punto de partida de las relaciones siempre es el amor, de un hombre para con una mujer y de una mujer para con un hombre. La Iglesia se centra en esta relación y en ella construye su doctrina social, incluyendo la doctrina moral, lo cual abarca toda la ciencia de la sexualidad humana. Hay situaciones en las que una persona orienta su sexualidad hacia una persona del mismo sexo. Y esta tendencia en sí misma no es un asunto primordial para la Iglesia.
El catecismo de la Iglesia católica enseña que «las personas homosexuales están llamadas a la castidad». El papa Francisco dice que él no intenta crear una nueva doctrina de la Iglesia, pero está intentando mostrar que nadie que se ha equivocado y tenga una tendencia homosexual es juzgado por la Iglesia. Nadie está intentando aislar a estas personas; aún son totalmente personas. Pero hay que decir con claridad que la Iglesia ha juzgado negativamente los actos homosexuales. ¡Tomar parte de un acto homosexual no es aceptable! Y la Iglesia nunca abandonará esa valoración. Son contrarios a la ley natural y es un pecado.

Sobre los obispos

Desafortunadamente, hay representantes de la Iglesia, e incluso obispos, que se han permitido ser cegados, de alguna manera, por una sociedad secularizada, la cual les ha influenciado tanto que les ha hecho perderse el meollo de la cuestión o los ha sacado de las enseñanzas de la Iglesia basadas en la Revelación.
Ellos empiezan a pensar a cerca de las diferentes posibilidades, si es o sería posible, olvidando el fundamento... quizás sugiriendo algunas soluciones cuestionables en algún asunto comprometido, en situaciones difíciles en las que la gente se puede encontrar, quizás guiados por el deseo de ayudar a otro ser humano...
Todo está bien pero siempre se debe recordar que hay una agenda para nosotros, la agenda de la Iglesia, la cual está basada en la Revelación de Dios comunicada por Jesucristo. Y esto es realmente lo que es más importante para nosotros, si esto se pierde, se pierde todo.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Todos los Santos

Litaniae Sanctorum


Kyrie, eleison (Kyrie, eleison.)
Christe, eleison (Christe, eleison.)
Kyrie, eleison (Kyrie, eleison.)
Pater de caelis, Deus, (miserere nobis.)
Fili, Redemptor mundi, Deus, (miserere nobis.)
Spiritus Sancte, Deus, (miserere nobis.)
Sancta Trinitas, unus Deus, (miserere nobis.)
Sancta Maria, (ora pro nobis.)
Sancta Dei Genetrix, (ora pro nobis.)
Sancta Virgo virginum, (ora pro nobis.)
Sancte Michael Gabriel et Raphael, (orate pro nobis.)
Omnes sancti Angeli, (orate pro nobis.)
Sancte Abraham, (ora pro nobis.)
Sancte Ioannes Baptista, (ora pro nobis.)
Sancte Ioseph, (ora pro nobis.)
Omnes sancti Patriarchae et Prophetae, (orate pro nobis.)
Sancte Petre et Paule, (orate pro nobis.)
Sancte Andrea, (ora pro nobis.)
Sancte Ioannes et Iacobe, (orate pro nobis.)
Sancte Matthaee, (ora pro nobis.)
Omnes sancti Apostoli, (orate pro nobis.)
Sancte Marce, (ora pro nobis.)
Sancta Maria Magdalena, (ora pro nobis.)
Omnes sancti discipuli Domini, (orate pro nobis.)
Sancte Stephane, (ora pro nobis.)
Sancte Ignati, (ora pro nobis.)
Sancte Polycarpe, (ora pro nobis.)
Sancte Iustine, (ora pro nobis.)
Sancte Laurenti, (ora pro nobis.)
Sancta Agnes, (ora pro nobis.)
Omnes sancti martyres, (orate pro nobis.)
Sancti Leo et Gregori, (orate pro nobis.)
Sancte Ambrosi, (ora pro nobis.)
Sancte Augustine, (ora pro nobis.)
Sancti Basili et Gregori, (orate pro nobis.)
Sancte Benedicte, (ora pro nobis.)
Sancte Ioannes Maria, (ora pro nobis.)
Sancta Teresia, (ora pro nobis.)
Sancta Elisabeth, (ora pro nobis.)
Omnes Sancti et Sanctae Dei, (orate pro nobis.)
Propitius esto, (libera nos Domine.)
Ab omni malo, (libera nos Domine.)
A morte perpetua, (libera nos Domine.)
Per Incarnationis tuae, (libera nos Domine.)
Per sanctam resurrectionem tuam, (libera nos Domine.)
Per refusionem Spiritus Sancti, (libera nos Domine.)
Christe Fili Dei vivi, (miserere nobis.)
Qui in hunc mundum venisti, (miserere nobis.)
Qui in mortem propter nos accepisti, (miserere nobis.)
Qui a mortuis resurrexisti, (miserere nobis.)
Qui Spiritum Sanctum in Apostolos misisti, (miserere nobis.)
Qui venturus es iudicare vivos et mortuos, (miserere nobis.)
Ut nobis parcas, (te rogamus audi nos.)
Ut ecclesiam tuam sanctam regere et conservare digneris, (te rogamus audi nos.)
Ut omnes homines ad Evangelii lumen perducere digneris, (te rogamus audi nos.)
Christe audi nos, (Christe audi nos.)
Christe exaudi nos, (Christe exaudi nos.)
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, (miserere nobis.)
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, (miserere nobis.)
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, (miserere nobis.)
Christe audi nos, (Christe audi nos.)
Christe exaudi nos, (Christe exaudi nos.)
Kyrie eleison, (Christe eleison.)
Kyrie eleison.

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Orlando di Lasso - Justorum animae

(cf. Missa Omnium Sanctorum, Offert.)
Visto en Rorate Caeli