jueves, 11 de diciembre de 2014

El Espíritu Santo y el viento de la Historia


La Nación sigue meneando su reportaje

Dos cosas llaman la atención: 
En primer lugar, que a juzgar por sus propias palabras, para Bergoglio el Espíritu Santo sería como el Espíritu de la Historia, que soplando en la confrontación dialéctica de ideas se desarrolla y se expresa hasta lograr la síntesis infalible en su camino inexorable hacia la Libertad. Todo dentro de ese ambiente artificial de laboratorio, que sería el Sínodo.
Obviamente, no se quiere decir que lo haga de modo consciente en un manifiesto práctico de hegelianismo, sino como producto personal de una época y de una formación, que probablemente él  mismo desconozca. 


En segundo lugar, que el humilde Obispo de Roma finalmente haya apelado al argumento de poder papal, "sub Petrus", para imponer su voluntad absoluta y desligada de cualquier vínculo con el Magisterio de sus antecesores y con la Tradición de la Iglesia. Alegando, con bastante poca elegancia , extrema autorreferencia (para eso servía mayestático Nos), y bolaceando, que la garantía de ortodoxia es él mismo.

Teniendo en cuenta ambos puntos, no deja de ser extraño verlo en esa sobreactuada posición, silenciosa y marginal, pero de Gran Titiritero a la vez. 

G W F Hegel


DE MATTEI: El Sínodo y el Magisterio ordinario de la Iglesia


DE MATTEI: El Sínodo y el Magisterio ordinario de la Iglesia
DE MATTEI: El Sínodo y el Magisterio ordinario de la Iglesia
A estos actos —dicen— es necesario obedecer porque, como en el caso del Concilio Vaticano II, el Papa o los Obispos a Él unidos, no pueden equivocarse. Por otro lado, los mismos progresistas niegan valor de infalibilidad a las enseñanzas de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI y afirman que la moral tradicional en campo matrimonial tiene que ser “aggiornada”, para adecuarse a las “convicciones vividas” por aquellos católicos que práctican la contracepción, la fecundación artificial, las convivencias extraconyugales.
En el primero de los dos casos, ellos parecen admitir la infalibilidad del Magisterio ordinario universal, identificándolo con el Magisterio viviente del Papa y de los Obispos después del Vaticano II; en el segundo caso niegan la infalibilidad del verdadero concepto de Magisterio ordinario universal, expresado por la Tradición de la Iglesia, según la conocida fórmula de Vicente de Lerins: quod semper, quod ubique, quod ab omnibus.
Nos encontramos ante un evidente vuelco de las verdades de fe sobre el Magisterio eclesiástico. En efecto, la doctrina de la Iglesia enseña que cuando un Papa, solo o unido a los Obispos, habla ex cathedra es ciertamente infalible. Pero, para que un pronunciamiento pueda considerarse ex cathedra son necesarios algunos requisitos: 1) debe hablar como Papa y pastor de la Iglesia universal; 2) la materia sobre la que se expresa debe concernir la fe o las costumbres; 3) sobre ese objeto debe pronunciar un juicio solemne y definitivo, con la intención de obligar a todos los fieles.
Si faltara incluso una sola de estas condiciones, el Magisterio pontificio (o conciliar) queda auténtico, pero no es infalible. Esto no quiere decir que sea equivocado, sino significa sólo que no es inmune de error: en una palabra, es falible.
Pero, hay que añadir que la infalibilidad de la Iglesia no se limita al caso extraordinario del Papa que, solo o unido a los Obispos, hable ex cathedra, sino que se extiende también al Magisterio ordinario universal. Para aclarar este punto, recurrimos a un escrito del Padre Marcelino Zalba (1908-2009) sobre Infalibilidad del Magisterio ordinario universal y contracepción, publicado en el número de enero-marzo de 1979 de la revista “Renovatio” (pp. 79-90) del Cardenal Giuseppe Siri.
El autor, considerado como uno de los más seguros moralistas de su época, recordaba que otros dos conocidos teólogos americanos, John C. Ford y Gerald Kelly,había estudiado en 1963, precisamente cinco años antes de la promulgación de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, el grado de certeza y de verdad que se debería atribuir, en campo teológico, a la doctrina católica tradicional concerniente la inmoralidad intrínseca y grave de la contracepción (John C. Ford s.j. y Gerald Kelly, s.j. Contemporary Moral Theology, vol. 2, Marriage QuestionsNewman, Westminster 1964, pp. 263-271).
Según los dos teólogos jesuitas se trataba de una doctrina que debía ser considerada normativa para la conducta de los fieles. En efecto, sería inconcebible que la Iglesia católica, asistida por el Espíritu Santo en la conservación de la doctrina y de la moral evangélica, hubiera afirmado explícitamente en numerosas intervenciones que los actos contraceptivos son una violación objetiva de la ley de Dios, si no fuese realmente así. Con su intervención equivocada, la Iglesia habría originado innumerables pecados mortales, contradiciendo la promesa de la divina asistencia de Jesucristo.
Uno de los dos moralistas, el Padre Ford, en colaboración con el filósofo Germain Grisez, profundizó este problema en un sucesivo ensayo: Contraception and the Infallibility of the Ordinary Magisterium, (“Theological Studies”, 39 (1978), pp. 258-312). Los dos autores concluyeron que la doctrina de la Humanae Vitae podía considerarse enseñada de manera infalible, no en virtud de su acto de promulgación (que fue menos solemne y categórico que, por ejemplo, el de la Casti Connubii de Pío XI), sino porque la encíclica de Pablo VI confirmaba el Magisterio ordinario universal de los Papas y de los Obispos del mundo.
A pesar de no ser en sí misma infalible, la Humanae Vitae se convertía en infalible cuando, condenado la contracepción, reafirmaba una doctrina propuesta desde siempre por el Magisterio ordinario universal de la Iglesia. La constitución Dei Filius del Concilio Vaticano I estableció, en su capítulo 3º, que pueden haber verdades que deben ser creídas en la Iglesia, con fe divina y católica, sin que haya necesidad de una definición solemne, en cuanto están expresadas por el Magisterio ordinario universal.
Las condiciones necesarias para la infalibilidad del Magisterio ordinario universal son que se trate de una doctrina concerniente la fe o la moral, enseñada con autoridad en reiteradas declaraciones de los Papas y de los Obispos, con un carácter indudable y comprometedor. Hay que entender la palabra universal no en el sentido sincrónico de una extensión en el espacio de un determinado período histórico, sino en el sentido diacrónico de una continuidad del tiempo, para expresar un consenso que abraza todas las épocas de la Iglesia (Card. Joseph Ratzinger, Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de laProfessio fidei’, nota 17).
Por ejemplo, en el caso de la regulación de lo natalidad, la Iglesia ha condenado, desde el siglo III, los métodos artificiales. Cuando, a comienzo del siglo XIX, volvió a presentarse este problema, las declaraciones de los Obispos, en unión con el Papa, propusieron siempre como doctrina definitiva y vinculadora de la Iglesia que la contracepción es pecado mortal.
Las declaraciones explícitas de Pío XI, de Pío XII y de todos sus sucesores, confirman la enseñanza tradicional. Pablo VI en la Humanae Vitae confirmó esta doctrina del Magisterio ordinario, «fundada sobre la ley natural, iluminada y enriquecida por la Revelación divina» (n. 4), rechazando las conclusiones de la comisión pontificia que había estudiado este problema porque tales conclusiones «se separaban de la doctrina moral sobre el matrimonio propuesta por el Magisterio de la Iglesia con constante firmeza» (n. 6).
El discurso que el Padre Zalba, Padre Kelly, Padre Ford y el Prof. Grisez hacen a propósito de la contracepción puede extenderse a la fecundación artificial, a las uniones de hecho o a los divorciados vueltos a casar. Incluso en ausencia de pronunciamientos extraordinarios de la Iglesia sobre estos problemas morales, el Magisterio ordinario universal de la Iglesia se ha pronunciado en el curso de los siglos de manera coherente, constante y constringente, por lo que puede ser considerado infalible. Y en campo moral la praxis nunca podrá estar en contradicción con lo que la doctrina del Magisterio universal de la Iglesia ha establecido definitivamente.
Muy distinto es el discurso concerniente las novedades doctrinales incluidas en los documentos del Concilio Vaticano II. En ese caso, no sólo faltó un acto ex cathedra del Pontífice en unión con los Obispos, sino que además ninguno de los documentos fue expuesto en manera dogmática, con la intención de definir una verdad de fe o de moral y de obligar a los fieles al asentimiento. De infalible, en esos documentos, sólo hay algunos pasajes en los que es confirmada la doctrina de siempre de la Iglesia.
De hecho, católico, es decir universal, no es lo que en un determinado momento es creído “en todo lugar”, como puede acaecer en un Concilio o en un Sínodo, sino lo que desde siempre y en cualquier parte es creído por todos, sin equivocaciones ni contradicciones. El debate hermenéutico aún abierto sobre las novedades de los textos del Vaticano II confirma su carácter provisional y discutible, en ningún modo vinculante. ¿Cómo pueden pretender obediencia ciega e incondicionada a las novedades falibles del Concilio Vaticano II y del Sínodo sobre la familia quienes pretenden contradecir las enseñanzas infalibles del Magisterio ordinario universal de la Iglesia en temas de moral conyugal?
Roberto de Mattei
[Traducido para Adelante la Fe por María Teresa Moretti con permiso del autor. Puede reproducirse enlazando este artículo. Artículo original]

miércoles, 10 de diciembre de 2014

“Francisco, el Anti-Benedicto XVI, está llevando a los cristianos serios a la desesperación.”


Quizás, encerrados como estamos en el termo argento y progre del diario La Nación y la Revista Criterio, no tenemos real dimensión de lo que está ocurriendo en el mundo. 
Pero están pasando cosas gravísimas: la palabrita con H ya está sobre la mesa  y hay Cardenales denunciando una tentativa ("de gravedad inaudita") de cambio doctrinal, 

Esto que sigue no lo dice un "tradi", ni un "ultracatólico", ni un "lefe", ni nada que caiga cercano a esas categorías. No se lo pierdan:

De Rorate Caeli en Español:

Para los registros: Comentarista estrella de la Radio Francesa: “Francisco, el Anti-Benedicto XVI, está llevando a los cristianos serios a la desesperación.”

Para los registros: Comentarista estrella de la Radio Francesa: “Francisco, el Anti-Benedicto XVI, está llevando a los cristianos serios a la desesperación.”

9782226254757-jÉric Zemmour es probablemente el más famoso e influyente periodista y comentarista en la Francia contemporánea. Aunque no es católico (tiene orígenes judíos de Argelia, y proviene de una familia a la que se concedió la ciudadanía francesa con el histórico Decreto Crémieux, de 1870), es considerado “polémico” en Francia ya que es un audaz  conservador en un medio ambiente fuertemente progresista – y no tiene miedo, como un pensador conservador, de defender la gran historia de Francia, incluyendo sus raíces católicas. (Más acerca de él, y su reciente libro, “El Suicidio Francés”, sobre cómo el “progresismo” extremo está destruyendo Francia, en este reciente artículo del Weekly Standard.)
Lo que sigue es el comentario editorial que hizo en la radio de noticias más popular de Francia, RTL, sobre la visita de Francisco a Estrasburgo. Lo publicamos sobre todo para el registro de los acontecimientos históricos de cómo la corriente principal de comentaristas conservadores en Europa están empezando a ver este pontificado.
Éric Zemmour: “Francisco va a Estrasburgo y hace caso omiso de la Catedral”
Es la historia de un Papa que va a Estrasburgo y hace caso omiso de la Catedral. Sería como un musulmán que viajara a Jerusalén y no rezara en la mezquita de Al-Aqsa. O como un presidente francés que celebrara 11 de noviembre sin visitar la Tumba del Soldado Desconocido. O como si la Reina de Inglaterra desdeñara a la Royal Navy, o un presidente estadounidense que no prestara su juramento sobre una Biblia.
Francisco habla de las raíces de Europa, pero nunca deja claro que éstas son cristianas. Exalta la espiritualidad, pero apenas menciona el nombre de Dios, y nunca el de “Cristo”. Menciona “derechos humanos”, “solidaridad”, “explotación”, ” diversidad “, “medio ambiente “, la “globalización” y la” inmigración “, pero no dice “aborto”, “eutanasia” o “matrimonio homosexual”.
Él pronuncia las palabras que son agradables, no las palabras que molestan. Habla de la “Europa de los pueblos”, pero no de la “Europa de las Naciones”. Él aboga por la generosa acogida de los inmigrantes, sin tener en cuenta que estas olas incesantes en el Mar Mediterráneo están transformando a Europa en tierra del Islam – y esto a pesar de que todos los que llegan a Lampedusa son musulmanes. Pero el líder de los cristianos no parece que le preocupara o que siquiera le importase.
Este Papa está obsesionado con el diálogo entre el Cristianismo y el Islam, pero más allá de un diálogo convencional y protocolar, ¿cómo puede dialogar útilmente el cristianismo con un Islam que considera a todos los cristianos como a musulmanes que todavía no saben que lo son, o que niegan su identidad?
[Presentador:. Pero todo esto, Éric, es simplemente porque él está llevando adelante, de esta manera, la obra de sus predecesores]
Ah, pero Francisco es de hecho, el Anti- Benedicto XVI, que había causado escándalo al exaltar al Cristianismo, impregnado con la razón griega, que es lo contrario del Islam. Benedicto XVI recordó los principios de la Iglesia, socavando el culto pseudo-compasivo de la pobreza [lit. misérabilisme] difundido por los medios de comunicación. Francisco actúa sobre este culto de la pseudo-pobreza para mejorar su popularidad entre los medios de comunicación. Benedicto XVI, en cambio, recordó el dogma en una época que lo rechaza. Francisco lanza fuera el dogma para complacer al espíritu de estos tiempos.
El reciente Sínodo sobre la familia y sus deferencias hacia el “matrimonio” homosexual ya había causado preocupación entre los cristianos serios. Y si en Francia, los que habían protestado contra el “matrimonio” entre personas del mismo sexo en nombre de su fe se sintieron traicionados, este viaje a Estrasburgo terminó llevándolos a la desesperación.
Si ya el Vaticano II trajo la devastación de la orientación litúrgica de los Cristianos, Francisco parece estar decidido en deshacerse de las orientaciones culturales y religiosas. Francisco es el ídolo de los medios de comunicación, de los miembros del Parlamento Europeo y de la izquierda de Occidente, y no pareciera importarle que es aplaudido por los más resentidos y sarcásticos críticos de la Iglesia.
El Papa parece ser más bien el heredero de Jacques Delors * que de Juan Pablo II. Un demócrata cristiano convertido a la socialdemocracia. Un alemán de la Gran Coalición **, todo en uno. Un Papa post-cristiano. Un partidario de un cristianismo sin dogmas, que es adorado por los progresistas contemporáneos que han tirado todo lo que es sagrado en los cubos de basura de la historia. Un papa que encarna las famosas palabras de Chesterton de que ” El mundo moderno está lleno de viejas virtudes cristianas que se volvieron locas.”
Francisco está en el proceso de transformación de la Iglesia en una simple ONG, [algo] entre Greenpeace y Terre d’Asile. ***
_____________
* Famoso y muy influyente ex presidente de la Comisión Europea
** Democristianos de la CDU y los socialistas del SPD
*** France Terre d’Asile, ONG francesa dedicada a establecer la más amplia comprensión posible de asilo y migración en Europa. [Audio, en francés]
 Artículo original. Posteado por New Catholic]

viernes, 5 de diciembre de 2014

La palabrita con H hace su aparición


El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe dijo en declaraciones a "L´Osservatore Romano" que la separación de la teoría y la práctica de la fe sería en principio la manifestación sutil (embozada, sería buena traducción) de una herejía"

El prefecto de la Congregación vaticana de la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, ha reiterado que no debería haber ninguna diferencia entre la enseñanza y la atención pastoral en la Iglesia Católica. "Cada separación de la teoría y la práctica de la fe sería en principio la manifestación de una sutil herejía cristológica", así lo afirmó Mueller en un discurso, que fue publicado por el diario vaticano "L'Osservatore Romano", el martes. Esto haría "oscura" la fuerza de la Encarnación, que es parte de cualquier "teología sana", dijo Mueller. Cristo ha dicho: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Por lo tanto, no puede haber Verdad sin Vida y no hay Vida sin Verdad.


La ocasión fue la apertura de la Asamblea General de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano el lunes. Müller es el Presidente de la Junta Asesora de la CDF. El Cardenal Müller ya había dicho varias veces durante el Sínodo sobre la Familia, que no puede haber ningún cambio en la práctica de la Iglesia en relación a los divorciados y vueltos a casar, porque de ese modo la indisolubilidad del matrimonio sería cuestionada.

En Eponymous Flower

 Copyright 2014 Catholic News Agency, Vienna, Austria All rights reserved.
Trad: J.

Infocatólica también levantó la información.


Esta es, hasta donde sabemos, la primera vez que algún alto clérigo pronuncia la palabrita con H. 
Y Müller, como ya sabemos, no habla como teólogo privado sino con las atribuciones del Santo Oficio.


La imperdible foto con comentario de Mundabor:


Sí, Pancho, a vos te hablo...







martes, 2 de diciembre de 2014

El regreso de la Relatio Synodi...con sorpresa



Los que esperábamos el texto Oficial de la Relatio Synodi en Español (estaba sólo en Italiano y la versión inglesa aparecía y desaparecía intermitentemente) hoy tuvimos la grata sorpresa de ver que finalmente estaba publicada en seis idiomas.

PERO...

... parece que tuvo algunos retoques: Los puntos que no fueron aprobados en la votación (52 y 53  relativos a los divorciados vueltos a "casar") y el de los homosexuales (55) siguen apareciendo, pero la tabla con el recuento de votos ya no está.
En resumen, los puntos rechazados ahora aparecen como si hubieran sido oficialmente aceptados. 

 Quedan los votos en la Italiana original, suponemos que por ahora. En el resto, no.

Para la nueva versión: Ver aquí



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