sábado, 30 de abril de 2016

El reportaje a Spaemann: "El Papa debería haber sabido que con esa medida divide la Iglesia y abre la puerta a un cisma"

En Infocatólica


CARDENALES, OBISPOS Y SACERDOTES DEBEN DEFENDER LA FE

Robert Spaemann asegura que «Amoris laetitia» rompe con la encíclica «Veritatis Splendor»

San Juan Pablo II lo tuvo como consejero. Benedicto XVI lo aprecia como amigo. Es considerado el filósofo alemán católico más importante de las últimas décadas: Robert Spaemann. En una entrevista exclusiva con la CNA alemana, el profesor emérito de filosofía expresa su lectura de Amoris Laetitia, el documento postsinodal de casi 300 páginas del Papa Francisco que fue presentado el 8 de abril.

(CNA/InfoCatólica) Entrevista a Robert Spaemann:

Profesor Spaemann, usted ha acompañado con su filosofía los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Muchos creyentes hoy en día discuten si la exhortación post-sinodal «Amoris Laetitia» de Francisco puede ser leída en continuidad con las enseñanzas de la Iglesia y de estos papas.

Para la mayor parte del texto es posible, a pesar de que su línea da lugar a conclusiones que pueden no ser compatibles con las enseñanzas de la Iglesia. En cualquier caso, el artículo 305, junto con la nota 351, que establece que los fieles «en una situación objetiva de pecado» pueden ser admitidos a los sacramentos «debido a circunstancias atenuantes» contradice directamente el artículo 84 de la «Familiaris Consortio» de Juan Pablo II.

¿Qué deseaba Juan Pablo II?

Juan Pablo II declara la sexualidad humana «símbolo real de la donación de toda la persona» y «sin ninguna limitación temporal ni de ningún tipo». El artículo 84 dice, entonces, con toda claridad que los divorciados vueltos a casar, si desean acceder a la comunión, deben renunciar a los actos sexuales. Un cambio en la práctica de la administración de los sacramentos por tanto no sería un «desarrollo» de la «Familiaris Consortio», como dijo el cardenal Kasper, sino una ruptura substancial con su enseñanza antropológica y teológica sobre el matrimonio y la sexualidad humana.
La Iglesia no tiene el poder, sin que haya una conversión previa, de juzgar positivamente unas relaciones sexuales desordenadas, mediante la administración de los sacramentos, disponiendo anticipadamente de la misericordia de Dios. Y esto sigue siendo cierto, sin importar cuál sea el juicio sobre estas situaciones, tanto en el plano moral como en el plano humano. En este caso, como en la ordenación de mujeres, la puerta está cerrada.

¿No se podría argumentar que las consideraciones antropológicas y teológicas que usted ha mencionado tal vez sean verdaderas, pero que la misericordia de Dios no está sujeta a estos límites, sino que se conecta a la situación concreta de cada persona?

La misericordia de Dios está en el corazón de la fe cristiana en la Encarnación y la Redención. Ciertamente, Dios mira a cada persona en su situación particular. Él conoce a cada una de las personas mejor que lo que ella se conoce a sí misma. La vida cristiana, sin embargo, no es un entrenamiento pedagógico en el que uno se mueve hacia el matrimonio como un ideal, como«Amoris Laetitia» parece sugerir en muchos pasajes. Todo el ámbito de las relaciones, especialmente las de naturaleza sexual, tiene que ver con la dignidad de la persona humana, con su personalidad y libertad. Tiene que ver con el cuerpo como «templo de Dios» (1 Cor 6,19). Cualquier violación de este ámbito, aunque se haya vuelto frecuente, es, pues, una violación de la relación con Dios, a quien los cristianos se saben llamados; es un pecado contra su santidad, y tiene siempre y continuamente necesidad de purificación y conversión.
La misericordia de Dios consiste precisamente en que esta conversión se hace posible continuamente y siempre de nuevo. La misericordia, desde luego, no está vinculada a determinados límites, pero la Iglesia, por su parte, está obligada a predicar la conversión y no tiene el poder de superar los límites existentes mediante la administración de los sacramentos, haciendo así violencia a la misericordia de Dios. Esto sería orgullosa arrogancia.
Por lo tanto, los clérigos que se atienen al orden existente no condenan a nadie, sino tienen en cuenta y anuncian este límite hacia la santidad de Dios. Es un anuncio saludable. Acusarlos injustamente, por esto, de «esconderse detrás de las enseñanzas de la Iglesia» y de «sentarse en la cátedra de Moisés... para lanzar piedras a la vida de las personas» (art. 305), es algo que no quiero ni comentar. Se debe notar, sólo de pasada, que aquí se utiliza, jugando con una deliberada interpretación errónea, ese pasaje del Evangelio. Jesús dice, de hecho, sí, que los fariseos y los escribas se sientan en la cátedra de Moisés, pero hace hincapié en que los discípulos deben practicar y observar todo lo que ellos dicen, pero no deben vivir como ellos (Mt 23: 2).

El Papa quiere que no nos centremos en las frases individuales de su exhortación, sino que se tenga en cuenta todo el trabajo en su conjunto.

Desde mi punto de vista, centrarse en los pasajes antes citados está totalmente justificado. Delante de un texto del Magisterio papal no se puede esperar que la gente se alegre por un hermoso texto y disimule como si nada ante frases cruciales, que cambian la enseñanza de la Iglesia. En este caso sólo hay una clara decisión entre el sí y el no. Dar o negar la comunión: no hay término medio.

Francisco en su escrito enfatiza repetidamente que nadie puede ser condenado para siempre.

Me resulta difícil entender lo que quiere decir. Que a la Iglesia no le es lícito condenar a nadie personalmente, y mucho menos eternamente - lo cual, gracias a Dios, ni siquiera puede hacer - es claro. Pero, cuando se trata de relaciones sexuales que contradicen objetivamente el orden cristiano de la vida, entonces realmente quisiera que el Papa me dijera después de cuánto tiempo y bajo qué circunstancias un comportamiento objetivamente pecaminoso se convierte en una conducta agradable a Dios.

Aquí, entonces, ¿se trata realmente de una ruptura con la enseñanza tradicional de la Iglesia?

Que se trata de una ruptura es algo evidente para cualquier persona capaz de pensar que lea los textos en cuestión.

¿Cómo se ha podido llegar a esta ruptura?

R. - Que Francisco se coloque en una distancia crítica respecto a su predecesor Juan Pablo II ya se había visto cuando lo canonizó junto con Juan XXIII, cuando se consideró innecesario para este último el segundo milagro que, en cambio, se requiere canónicamente. Muchos con razón han considerado esta opción como manipulación. Parecía que el Papa quisiera relativizar la importancia de Juan Pablo II.
El verdadero problema, sin embargo, es una influyente corriente de la teología moral, ya presente entre los jesuitas en el siglo XVII, que sostiene una mera ética situacional. Las citas de Tomás de Aquino referidas por el Papa en «Amoris Laetitia» parecen apoyar esta línea de pensamiento. Aquí, sin embargo, pasa por alto el hecho de que Tomás de Aquino conoce actos objetivamente pecaminosos, para los que no admite excepción vinculada a las situaciones. Entre éstas se incluyen comportamientos sexuales desordenados. Como había hecho ya en los años cincuenta el jesuita Karl Rahner en un ensayo que contiene todos los argumentos esenciales, válidos aún hoy, Juan Pablo II rechazó la ética de la situación y la condenó en su encíclica «Veritatis Splendor».
«Amoris Laetitia» también rompe con esta encíclica. En este sentido, pues, no hay que olvidar que fue Juan Pablo II quien dedicó su pontificado a la misericordia divina, le dedicó su segunda encíclica, descubrió en Cracovia el diario de Sor Faustina y, más tarde, la canonizó. Él es su intérprete auténtico.

¿Qué consecuencias ve usted para la Iglesia?

Las consecuencias ya se pueden ver ahora. La creciente incertidumbre y la confusión: desde las conferencias episcopales al último sacerdote en la selva. Hace sólo unos días un sacerdote del Congo me expresó toda su perplejidad frente a esto y frente a la falta de una orientación clara. De acuerdo con los pasajes correspondientes de «Amoris Laetitia», en presencia de «circunstancias atenuantes» no definidas, pueden ser admitidos a la confesión de los demás pecados y a la comunión no sólo los divorciados y vueltos a casar, sino todos los que viven en cualquier «situación irregular», sin que deban esforzarse por abandonar su conducta sexual y, por tanto, sin confesión plena y sin conversión.
Cada sacerdote que se atenga al ordenamiento sacramental previo podría sufrir formas de intimidación por parte de sus fieles y ser presionado por su obispo. Roma ahora puede imponer el requisito de que sólo sean nombrados obispos los «misericordiosos», que estén dispuestos a suavizar el orden existente. Con un trazo el caos ha sido erigido como principio. El Papa debería haber sabido que con esa medida divide la Iglesia y abre la puerta a un cisma. Este cisma no residiría en la periferia, sino en el corazón mismo de la Iglesia. Dios no lo quiera.
Una cosa, sin embargo, parece segura: lo que parecía ser la aspiración de este pontificado - que la Iglesia superara su autoreferencialidad para salir al encuentro de las personas con un corazón libre - con este documento papal se aniquiló por tiempo indefinido. Se puede esperar un impulso secularizador y un nuevo descenso en el número de sacerdotes en muchas partes del mundo. Se puede comprobar fácilmente, desde hace tiempo, que los obispos y diócesis con una actitud inequívoca en materia de fe y moral tienen el mayor número de vocaciones sacerdotales. Hay que tener en cuenta aquí lo que escribe San Pablo en su carta a los Corintios: «Si la trompeta da un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?» (1 Cor 14: 8).

¿Qué va a pasar ahora?

Cada cardenal, pero también cada obispo y sacerdote está llamado a defender en su propio campo el orden sacramental católico y profesarlo públicamente. Si el Papa no está dispuesto a hacer correcciones, le tocará al siguiente pontificado poner oficialmente las cosas en su sitio.

lunes, 25 de abril de 2016

La Neo-reacción. Un interesante artículo de Ross Douthat en el NYT.




Mientras ciertos sectores del liberalismo se "inquietan" en su negacionismo y evidencian su frustración en hiperbólicas descargas de adjetivos, otros van tomando nota de que el mundo está cambiando y que ciertas vacas sagradas del pensamiento moderno (el igualitarismo, la democracia) están siendo cuestionadas legítimamente en sus mismas raíces.

Ofrecemos un interesante artículo de Ross Douthat, del New York Times, y aprovechamos para recomendar a este columnista que viene dando bastante bien en el clavo, considerando dónde escribe y el alcance que tiene.

                                                                            "... el inevitable retorno de la jerarquía..."

La Razón Reaccionaria


Durante  este último año la intelligentsia norteamericana ha sido puesta bajo el microscopio de varias e interesantes formas.

Primero, un grupo de psicólogos sociales publicaron un paper en el que cuantificaron y también criticaron la abrumadora deriva hacia la izquierda que se venía produciendo en su ámbito académico

Luego, Jonathan Haidt, uno de los coautores del trabajo demostró en un trabajo de investigación que todo el ambiente académico norteamericano se había vuelto más y más izquierdista desde 1990. Y, finalmente, un libro de dos politólogos conservadores, “Passing on the Right: Conservative Professors inthe Progressive University” nos dieron un panorama acerca de cómo debían manejarse los académicos de derecha en un medio devenido izquierdista (Respuesta: con mucho cuidado, y con más cuidado que en el pasado)
Mientras tanto, los medios comenzaron a tomar nota del movimiento conocido como la “neo-reacción” que se ha ido desarrollando en la internet, que va desde ciertas concepciones teorizantes que ofrecen críticas monárquicas al igualitarismo o la democracia de masas, hasta sus formas más populares, compuestas por algunos twitteros racistas seguidores de Trump y provocadores opuestos a la corrección política imperante.

Sospecho que estos dos fenómenos están conectados: la deriva izquierdista de la intelligentsia oficial, creciente y permanente, y y la creciente atracción que las ideas reaccionarias ofrecen sobre esta extraña cantidad de autodidactas online.Para los seguidores oportunistas, la neo-reacción ofrece una pretenciosa justificación para su chauvinismo blanco y la adoración a Trump. Pero el vacío que este incipiente movimiento aspira a llenar es completamente real:  en la vida intelectual de los Estados Unidos la permanente tendencia izquierdista no tiene una oposición de la derecha radical,  o al menos,  una respuesta que mantenga un estilo genuinamente reaccionario.

Nuestra intelectualidad tiene, obviamente, un ala conservadora que está mayormente enclaustrada en ciertos think-tanks, más que en los campus universitarios, pero muy poco de este conservadorismo merece realmente ser llamado reacción.  Lo que los liberales atacan como “reaccionario” en la derecha norteamericana es normalmente la orgullosa nostalgia que esta tiene por los Estados Unidos de las eras de Reagan o Eisnhower, que es equivalente a la nostalgia en sentido opuesto que la izquierda tiene por la era dorada de los sindicatos. Lo cierto es que una reacción verdadera rechaza algo que va más allá de la mera noción de la Great Society o de Roe vs. Wade: una reacción verdadera tiene que ir mucho más profundo, hasta las mismas raíces del orden liberal moderno.

 Es cierto que esas críticas profundas al sistema abundan en los ambientes académico, pero prácticamente todas provienen de la izquierda. Sólo hay unos pocos reaccionarios auténticos que deambulan por los departamentos de Filosofía Política en algunas Universidades católicas y publican en periódicos paleo-conservadores.

Pero en realidad nuestras academias tienen muchos marxistas, pero no Falangistas; tiene jacobinos, pero no jacobitas; utopistas económicos, sexuales y ecologistas, pero difícilmente un acólito del Trono y el Altar de Joseph de Maistre. Y prácticamente ningún estudioso que publique sobre, digamos, Thomas Carlyle o T S Eliot o Rudyard Kipling admitiría tener alguna simpatía por las ideas políticas de estos autores.

En un cierto sentido esto es comprensible: esas ideas políticas eran con frecuencia racistas o antisemitas y el estilo reaccionario podía dar alguna apoyatura no sólo al fascismo, sino también a Hitler, y en el contexto americano la cosa más cercana al orden reaccionario sería la aristocracia esclavista sureña. Así que, desde la izquierda mainstream, demasiado pensamiento reaccionario debería ser tabú, y desde la perspectiva del centrismo, la ausencia de lo que podrían ser los equivalentes derechistas de Michel Foucault o Slavoj Zizek, probablemente no signifiquen una gran pérdida de ninguna clase.

Pero mientras que el pensamiento reaccionario tiene una cierta propensión al frikismo, también contiene percepciones verdaderas (como también las contiene, me animaría a decir, Slavoj Zizek…quizás) Las posiciones que el pensamiento reaccionario asume sobre la naturaleza humana --la insolubilidad del sentido tribal o de la cultura, la fragilidad del orden, los males que vienen con el Progreso (con P mayúscula), el inevitable retorno de la jerarquía, la necesaria finitud de la declinación intelectual y estética, la pobreza de los modernos substitutos para la familia, la patria y la religión—no son siempre reivindicados…¿Algunas veces? Sí, algunas veces. ¿Muchas veces? Sí, bueno,  quizás hasta muchas veces.
Porque es verdad que quizás tanto el liberalismo como el conservadorismo puedan incorporar a veces algunas de estas percepciones, pero ambos contienen un optimismo que los ciega frente a las verdades “inconvenientes”. 
Los liberales ven como una tontería que los conservadores pretendan rehacer Irak como una democracia; y los conservadores ven como una tontería que los liberales pretendan rehacer Europa como una utopía post-nacional con sus fronteras abiertas al Islam. Solamente los reaccionarios son capaces de ver ambas tonterías. 

¿Hay alguna forma de hacer lugar al pensamiento reaccionario en nuestra vida intelectual sin dejar entrar ciertas obsesiones racistas o fantasías de despotismo ilustrado? Hasta aquí la evidencia de la neo-reacción no es exactamente alentadora. Y sin embargo, esta extraña atracción viral es también una evidencia de que las ideas no pueden ser permanentemente reprimidas cuando algo en ellas siguen demostrando ser verdad.

Quizás una respuesta sea evitar la sistematización, para dar la bienvenida a un estilo reaccionario que es a la vez artístico, aforístico y religioso, mientras se rechaza la idea de un proyecto reaccionario para nuestra política. Desde Eliot y Waugh y Kipling hasta Houellebecq, hay un canon reaccionario que espera ser celebrado por sí mismo, más que ser visto a través de una lente de respeto meramente estético pero de desaprobación ideológica.

Una frase del filósofo colombiano de derechas Nicolás Gómez Dávila, podría ser esa afirmación que la misión de tal movimiento necesita. Gómez Dávila escribía que su objetivo no era hacer un programa político, sino un mosaico reaccionario. Quizás esa sería la forma que la reacción necesita para convertirse en algo enteramente nuevo: ofrecerse a sí misma no como una alternativa rival tanto para el liberalismo como para el conservadorismo, sino como una visión tan extraña y variopinta,  tal como es la realidad misma.

martes, 19 de abril de 2016

El pecado y los poderes del mundo. Barnhardt en Adelante la Fe.

Un artículo de Ann Barnhardt para The Renmant,en Adelante la Fe que reproducimos entero.. Muy aplicable para nosotros, los argentinos.
Si algo bueno está pasando en medio de todo este desastre es la unión de los católicos de todo el mundo en esta especie de catacumba virtual. Lástima que ya no hablemos latín y debamos traducirnos unos a otros. Pero quién sabe...quizás algún día.



Por qué ni los Presidentes ni los Papas pueden dar permiso a nadie para Crucificar a Jesús


Aparentemente cada noticia y controversia de hoy en día, tanto secular como en la Iglesia, se reduce al tema de este ensayo. La gente hoy en día participa en todo tipo de apretones de manos y autoengaño, tratando desesperadamente de conciliar aquello que se les señala como necesarias “contradicciones” en todas las facetas de la vida: interpersonal , gobierno secular y Eclesial.
  • La actividad sexual detrás de las puertas cerradas no importa.
  • Una mujer que solicita y físicamente coopera en el asesinato premeditado de su propio hijo como víctima no debería ser castigada.
  • Si el “amor falla”, entonces el adulterio es aceptable y libre de pecado.
  • No repudiar, pero aceptar e incluso participar en el culto de la sodomía será castigado por el estado.
  • El rechazo a negar la realidad objetiva de la ideología de género será castigada por el estado.
  • No participar activamente de la cultura de la muerta al proveer la esterilización y abortíferos será castigado.
Mucha gente hoy en día, especialmente entre los creyentes Católicos ortodoxos, parecen luchar con situaciones como estas, aparentemente incapaces de procesar el curso de la acción correcta cuando una autoridad, ya sea en el trabajo, el estado e incluso la Iglesia, tratan de convencer, obligar o forzar para que se haga algo que claramente va en contra de la ley natural, la ley Divina o el Magisterio de la Iglesia.
Estas cuestiones NO SON complicadas. Sólo se vuelven complicadas cuando dos consideraciones entran en el juego.
  • La herejía del Americanismo (link agregado por LEdF) y
  • La falta de una relación personal con Jesucristo
Estoy aquí sentada riéndome, mientras escribo esto, porque los dos elementos anteriores seguramente alejarán a casi cada persona que lea esto. Todos los lectores seculares, y aquellos que aún no están fuera de la Iglesia, pero si fuera del grupo Tradicional, Fundamentalista (eso es para usted p. Longenecker), estarán horrorizados por mi denuncia del Americanismo como una herejía. Sólo para tener la certeza de que saben a qué me refiero con la herejía del Americanismo, es aquella que hemos aprendido todos de que ser Americanos (de Estados Unidos) es la mejor cosa en el mundo, aquello que hizo que EEUU y su Constitución sean la Nueva Jerusalén caída del cielo: aquello es la separación de Iglesia y Estado. Quizás conozca a dos de los más conocidos Americanistas hoy en día: Arzobispo Charles Chaput y el que quiere ser neo-católico aristócrata Georges Weigel.
Y claro, todos los Católicos Tradicionalistas me despreciarán por usar el término “relación personal con Jesucristo”, porque esta frase ha sido acuñada por los Protestantes  y/o porque conjura los pensamientos de Juan Pablo II y su fenomenología personalista. Como una persona mordaz, cuando pienso en fenomenología personalista, siempre recuerdo la rutina de Dennis Miller (comediante estadounidense) sobre el día en el que el drogadicto trataba de mostrarse muy filosófico y preguntaba: “Oye tu, ¿este color es azul para ti,  como lo es para mí?” Y la respuesta era: “No lo se, ¿por qué no revisas la caja de crayones?, imbécil”. En efecto.
Al decir “relación personal con Jesucristo”, simplemente me refiero a recordar, creer y verdaderamente actuar como si el Dios Trino es una deidad personal. No una abstracción. No simplemente un símbolo. No como si fuera filosofía antropomorfizada. No simplemente como si se tratara de una excusa fabricada por alguien para crear una matriz de fetichismo litúrgico. No un código legal y nada más que eso. Dios es una Persona, una persona Trina, donde la Segunda Persona se Encarnó: Verdadero Dios, Verdadero Hombre. Muchos Católicos, incluyendo algunos Tradicionales, se ponen muy agitados e incómodos cuando este tema surge. “¡Oh! Ella es una conversa…” “No le hagan caso, ella es una de esas que se arrodillan…”
Ahora que TODOS los que debían ser repelidos están fuera, vayamos al punto central de este ensayo.
Todo pecado, sin excepción alguna, es primero y ante todo un pecado contra Dios. No hay tal cosa como un pecado cometido contra otra persona, que no sea un pecado contra Dios. No hay tal cosa como un pecado “sin víctima”. Dios es la Víctima, en latín la palabra para víctima es hostia, como “Hostia” en la Eucaristía. ¿Lo entiendes?
Todo pecado por definición es en contra de Dios. Esta es la razón por la cual la Agonía de Cristo en el Jardín de Getsemaní y Su Pasión quitan el pecado del mundo, porque todos los pecados del mundo estaban, están y estarán allí en contra de Cristo. Es por ello que Cristo, actuando a través de sus sacerdotes en el Sacramento de la Penitencia, puede perdonar nuestros pecados en contra de unos contra otros, porque El es la Víctima Definitiva.
Dada esta realidad, nada y nadie puede dar permiso a otra persona para torturar y matar a Jesucristo. Nada y nadie puede dar permiso, o lícitamente coaccionar a otra persona para flagelar y crucificar a Cristo.
Una esposa no puede darle permiso a su esposo para engañar, porque si el esposo viola el Sexto Mandamiento, aún a pesar de que a la esposa verdaderamente no le importe,  a Cristo sí le importa, y Cristo se queda en el Pilar y acepta los latigazos por el pecado mortal del adulterio. El permiso NO PUEDE ser dado para azotar hasta despellejar a Nuestro dulce Señor.
Los sodomitas no pueden darse permiso entre ellos para embarcarse en sus actividades perversas, porque es Cristo quien se asfixia en la Cruz por ello.
La masturbación no es un “crimen sin víctima”, porque Cristo es la Víctima.
No hay tal cosa como una “mentira pequeña” o “mentira blanca”, porque cada declaración que niega la verdad, se burla de La Verdad en Persona mientras Él Cuelga de la Cruz.
Y así, cuando un estado promulga leyes que son contrarias a la Ley Natural y/o Ley Divina, esas leyes son, como dijo Santo Tomás de Aquino, “ninguna ley en lo absoluto”.Lex iniusta non est lex. Sostener lo contrario es argumentar que el Estado es superior a Dios, y que no sólo el Estado puede dar dispensa o permiso para que la persona pueda torturar, burlarse y matar a Cristo, pero que además el Estado puede forzar lícitamente y obligar a realizar tales actos.
América (Estados Unidos), bajo su Constitución Masónica duró 236 años, sólo porque no se atrevió a declararse abiertamente de ESTAR POR ENCIMA de Dios, pero existió en un estado de distensión intermitente, y la Ley Natural y la Ley Divina aún influían en la ley secular, aunque la desvinculación y evaporación del nexo empezó casi inmediatamente, y tomó velocidad a inicios del Siglo XX.
Hoy mientras contemplamos casi a diario, el antiguo Estados Unidos ha abierto una guerra contra Dios, Su Iglesia y contra la Ley Natural y Divina. Cualquier estado que demande y obligue a sus ciudadanos a flagelar, burlarse y crucificar a Jesucristo, el Rey Soberano, ha perdido su legitimidad y poder de gobernanza.
Y lastimosamente, como debemos señalar en estos días profundamente obscuros, ni un Papa puede dar permiso para torturar y matar a Jesucristo. El Papa actual ha pasado tres años sugiriendo justamente eso, que la “misericordia” no es otra cosa que la permisividad. ¿Permiso para hacer qué? Torturar, burlarse y matar a Cristo, y al hacer este acto monstruoso de psicopatología, probaremos que tenemos “fe”, o al menos eso nos dicen. Pero ellos son unos mentirosos, como su padre.
Discernir estas cuestiones, realmente no es tan difícil cuando uno simplemente reconoce que Jesucristo es en realidad el Rey del Universo, y que lo Amamos como Nuestro Rey Soberano, con todo el corazón, alma y mente, y no como al presidente elegido democráticamente de la Iglesia, la misma que-está-completamente-separada-y-apartada-de-este-y-cualquier-otro-estado-porque-la-constitución-me-lo-dice-así-Amén.
Espero que esto ayude.
Más allá, considero que el Islam debe ser destruido.
Ann Barnhardt
Traducido por Cecilia González Paredes. Artículo original

lunes, 18 de abril de 2016

Y no...no es broma.

Mientras seguimos esperando que los señores Obispos digan algo, dejamos esto que vimos por ahí. Y no es broma. Es para morir. Literalmente.


La entrevista en el avión. Video.

Finalmente, 1Peter5 subió el video, así que ya no queda mucho lugar para interpretaciones o dudas.

Fea sensación queda después de ver al Papa diciendo que sí, que todo cambió, para  tirarle acto seguido la brasa a Schönborn, y para finalmente escudarse en un "no recuerdo esa nota" al ser preguntado por la nota 351. Porque, vamos, es evidente que esas 250 páginas se escribieron como hojarasca para camuflar esa maldita nota.
Lo cierto es que si se tiene la conciencia limpia y la certeza de estar haciendo el bien, no hay necesidad de andar con vueltas, ambigüedades, medias verdades y "olvidos".

Seguimos esperando escuchar la voz de los Obispos católicos sobre esto que está pasando. 






Periodista (Frank Rocca/ Wall Street Journal): Algunos sostienen que nada ha cambiado con respecto a la disciplina que gobierna el acceso a los Sacramentos por parte de los divorciados en nueva unión, y que la ley y la práctica pastoral y, obviamente, la doctrina permanecen inalteradas; otros por el contrario, sostienen que mucho ha cambiado y que ahora hay nuevas aperturas y posibilidades. La pregunta es para una persona católica que quiere saber: ¿Existen nuevas posibilidades concretas que no existían antes o no?

Francisco: Yo puedo decir que sí. Punto. Pero esa sería una respuesta demasiado reducida. Yo les recomiendo leer la presentación que ha hecho el Cardenal Schönborn, que es un gran teólogo...ha sido Secretario en la CDF y conoce bien la doctrina de la Iglesia. En esa presentación, su pregunta tendrá la respuesta.

La presentación de Schönborn concretamente dice:
"Se pone naturalmente la pregunta: ¿qué dice el Papa respecto del acceso a las personas que viven en situaciones “irregulares”? Ya el Papa Benedicto había dicho que no existen “simples recetas” (AL 298, NOTA 333). Y el Papa Francisco vuelve a recordar la necesidad de discernir bien las situaciones (AL 298). “El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios” (AL 305). El Papa Francisco nos recuerda una frase importante que había escrito enEvangelii Gaudium 44: “un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades” (AL 305). En el sentido de esta “via caritatis” (AL 306) el Papa afirma, de manera humilde y simple, en una nota (351), que se puede dar también la ayuda de los sacramentos en caso de situaciones “irregulares”. Pero a este propósito él no nos ofrece una casuística de recetas, sino que simplemente nos recuerda dos de sus frases famosas: “a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de tortura, sino el lugar de la  misericordia del Señor” (EG 44) y la Eucaristía “no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles” (EG 44)."

Y finalmente la entrevista concluye así:  

Periodista (Jean Marie Guenois/Le Figaro): Sobre el tema del acceso a los sacramentos por parte de los divorciados vueltos a casas ¿Por qué puso un tema tan importante en una nota al pie (la 351) y no en el texto ?  ¿Preveía usted la oposición, o es que no le parece tan importante?

Francisco: Escuche, uno de los últimos Papas, hablando sobre el Concilio, dijo que había dos concilios: el Vaticano II, en San Pedro, y el de los medios de comunicación. Cuando convoqué al primer Sínodo, la gran preocupación de la mayor parte de los medios era: ¿podrán comulgar los divorciados que se han vuelto a casar? Como yo no soy santo, esto me dio un poco de fastidio y un poco de tristeza. Porque esos medios no se dan cuenta de que no es ese el problema importante. La familia está en crisis, los jóvenes ya no quieren casarse, hay una disminución de la natalidad en Europa que es para llorar, la falta de trabajo, los niños crecen solos… Estos son los grandes problemas. No me acuerdo de esa nota, pero si está en una nota es porque se trata de una cita de la «Evangelii Gaudium»



domingo, 17 de abril de 2016

Amoris Laetitia vs. Brideshead Revisited

El blog Bensonians ha tenido a bien traducir un artículo de Rorate Caeli sobre los efectos que la Amoris Laetitia hubiera tenido en los Marchmain, la familia caracterizada en Brideshead Revisited, la entrañable novela de Evelyn Waugh.
El artículo merece la pena y es además una interesante introducción para aquellos que no la han leído o para aquellos que habiéndola leído no lograron captar su profundo sentido, que en palabras de su autor no es más (ni menos) que "la influencia de la gracia divina en un grupo de personas muy diversas"
"El mundo de Amoris Laetitia parece ver a todos bien tal como están. El desarrollo y el crecimiento que la familia Marchmain experimenta a través del curso de Retorno a Brideshead parece ser totalmente innecesario. Aparentemente la familia Marchmain debió haber continuado habilitando a Sebastián; Julia no hubiera tenido que preocuparse por estar “viviendo en pecado” con Rex; Lord Marchmain hacer nada para disculparse; Julia y Charles pudieron haber seguido el camino del discernimiento con un pastor local; y Charles nunca hubiera tenido que convertirse al catolicismo"

Ver completo allí.

jueves, 14 de abril de 2016

El P. Meinvielle, otra vez y mil veces más (English text feat.)


La Iglesia de la Promesa y la Iglesia de la Propaganda



"Cómo se hayan de cumplir, en esta edad cabalística, las promesas de asistencia del Divino Espíritu a la Iglesia y cómo se haya de verificar el portae inferi non prevalebunt, las puertas del infierno no han de prevalecer, no cabe en la mente humana. Pero así como la Iglesia comenzó siendo una semilla pequeñísima (Mt., 13, 32.), y se hizo árbol y árbol frondoso, así puede reducirse en su frondosidad y tener una realidad mucha más modesta. Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando (2 Tes., 2, 7); pero no sabemos los límites de su poder. 
Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. Puede haber dos Iglesias, la una la de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aún con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como “pusillus grex” por toda la tierra. Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar. 

Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente y exteriormente no sería sino una. El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte., produciendo hechos equívocos y aún reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad. 
La eclesiología no ha estudiado suficientemente la posibilidad de una hipótesis como la que aquí proponernos. Pero si se piensa bien, la Promesa de Asistencia de la Iglesia se reduce a una Asistencia que impida al error introducirse en la Cátedra Romana y en la misma Iglesia, y además que la Iglesia no desaparezca ni sea destruida por sus enemigos (Las promesas están contenidas de modo particular en: Mt., 16, 13-20; 28, 1820; Juan, 14, 16-26.) Ninguno de los aspectos de esta hipótesis que aquí se propone queda invalidado por las promesas consignadas en los distintos lugares del Evangelio. Al contrario, ambas hipótesis cobran verosimilitud si se tienen en cuenta los pasajes escriturarios que se refieren a la defección de la fe. Esta defección, que será total, tendrá que coincidir con la perseverancia de la Iglesia hasta el fin. Dice el Señor en el Evangelio: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lc., 18, 8). San Pablo (II Carta a los cristianos de Tesalónica, 2, 3.)  llama apostasía universal a esta defección de la fe, que ha de coincidir con la manifestación del “hombre de la iniquidad, del hijo de la perdición”.


Y esta apostasía universal es la secularización o ateización total de la vida pública y privada en la que está en camino el mundo actual.La única alternativa al Anticristo será Cristo, quien lo disolverá con el aliento de su boca. Cristo cumplirá entonces el acto final de liberar a la Historia. El hombre no quedará alienado bajo el inicuo. Pero no está anunciado que Cristo salvará a muchedumbre. Salvará sí a su Iglesia, “pusillus grex” (Lc.,2,32), rebañito pequeño, a quien el Padre se ha complacido en darle el Reino”." (De la cábala al progresismo, 1970)
(Actualización: link al libro ya está arreglado. Gracias por avisar)



The Church of the Promises vs. the church of propaganda (1970)

It boggles the mind to attempt comprehension of how the promises of assistance to the Church by the Divine Spirit in this cabbalistic era are going to be fulfilled, and how it will come to pass that 'the gates of hell shall not prevail.' But just as the Church began as the smallest of the seeds and became a huge tree, in the same manner She can be reduced in size and acquire a more modest shape. We know that the mystery of iniquity is already at work but we do not know the full extent of its power. However, there is no difficulty in admitting that the Church in public view can be conquered by the enemy, thus converting from Catholic Church to Agnostic Church.

There could be two churches: one in public view, a Church magnified in propaganda, with well-advertised bishops, priests, and theologians, even with a pope with ambiguous attitudes; and another Church, a church of silence, with a pope faithful to Jesus Christ in his teaching and with some loyal priests, bishops, and faithful spread about as pusillus grex (little flock) all around the earth. This second church would be the Church of the Promises, while the other defects or apostatizes. The same pope could preside both churches that would appear to be one in appearance. The pope, with his ambiguous attitudes, would validate the confusion. Because on one hand – being the head of the Church of promises – he may profess an impeccable doctrine, while on the other hand, by sending confusing, even reproachable signals, he would appear to be advancing the subversion and pastoral message of the 'public' Church.

The possibility we propose here has not been studied enough by ecclesiology. But if we look at it thoroughly, we shall see that the promise of assistance [by the Holy Spirit] to the Church is limited to [a] avoiding the introduction of errors in the Roman See and in the very Church and [b] that the Church shall not perish or be completely destroyed by her enemies. None of those promises contained in the Gospel is invalidated by the hypothesis hereby proposed. On the contrary, both hypothesis gain feasibility if we consider the scriptural passages that refer to the great apostasy. Such defection will be complete but must coincide with the perseverance of the Church until the end. Our Lord is quoted in the Gospel asking'But when the Son of Man comes, will he find faith on earth?' (Luke 18:8.)

St. Paul, in 2 Thessalonians 2,3, calls that defection of the faith a universal apostasy that will coincide in time with the manifestation of the 'man of wickedness, the son of perdition.' That universal apostasy is the total secularization of public and private life that is proceeding apace in today's world. The only alternative to the Antichrist shall be Christ, and Christ will dissolve the Antichrist with His Breath thus fulfilling the final act of liberating History. Mankind will not remain alienated under the evil one. It has not been announced that Christ will save the masses though He shall save His Church, the 'little flock' (Luke 12:32), for it is the Father's good pleasure to give them the kingdom.


Seen Here, and here.

miércoles, 13 de abril de 2016

La Iglesia en la clandestinidad



Un artículo del medio inglés The Telegraph sobre la situación de la Iglesia en China.


Católicos Chinos: "Roma podrá traicionarnos, pero no nos uniremos a una Iglesia controlada por el Partido Comunista"



La gente asiste a una Misa de Ramos clandestina en Youtong, ShijiazhuangFoto: ADAM DEAN /THE TELEGRAPH 

La imagen es patética. En el patio trasero de una casa destartalada, un sacerdote chino se pone al frente de su congregación para rezar una misa católica “no oficial”.

Para poder asistir, la grey del Padre Dong  Baolu debió reunirse al aire libre junto a una hilera de retretes malolientes, pero lo cierto es que no tenían más remedio que adorar de esa manera furtiva, ya que el gobierno chino no reconoce estas, así llamadas, "iglesias domésticas".
Aún así, la congregación se mantuvo durante dos horas cantando himnos y juntando sus manos en oración.
La Misa del P. DongFoto: ADAM DEAN /THE TELEGRAPH 
China y el Vaticano parecen estar acercándose a un deshielo que podría llevar al reconocimiento por parte de Pekín a la iglesia ilegal, pero de un modo que muchos católicos locales condenarían como una traición.
"Es posible que Roma nos traicione", dijo el P. Dong, antes de decir misa en la ciudad de Shijiazhuang, en la provincia de Hebei. "Si eso sucede, voy a renunciar.  No voy a unirme a una Iglesia controlado por el Partido Comunista”
"Estamos sufriendo como Jesús en la cruz. Luchamos por la libertad religiosa y seguimos el Evangelio - pero no tenemos apoyo ni de Roma ni de China"


Aldeanos rezando en Misa. Foto: ADAM DEAN / The Telegraph

 Hasta ahora un acuerdo entre el Vaticano y China siempre ha sido obstaculizado por la cuestión de quién ordenaría al clero.
Beijing insiste en controlar cualquier iglesia reconocida, principalmente mediante la designación de su jerarquía, y así fue como algunos obispos oficiales fueron nombrados por Pekín - para ser inmediatamente excomulgado por el Vaticano.

Mientras tanto, las autoridades han encarcelado a los sacerdotes que fueron ordenados por el Vaticano antes de la ruptura de las relaciones en los años cincuenta.

Pero ahora hay señales de que Roma pueda estar dispuesta a negociar y Francisco ha elogiado públicamente al gobierno chino, a la vez que expresó la esperanza de poder visitar el país.

Mientras tanto, en toda China los católicos están optando por el culto en iglesias en las casas

En toda China, los católicos están optando por adorar en las casasFoto: ADAM DEAN / The Telegraph

 Este acercamiento  dio sus primeros frutos el verano pasado, con la consagración de Joseph Zhang Yinlin como Obispo católico de Anyang. Había sido nominado para este papel por Pekín – y fue aceptado por el Vaticano.
El cardenal Joseph Zen, quien estuvo al frente de la diócesis de Hong Kong, muestra su preocupación por la posibilidad de un acuerdo en que los obispos sean nombrados formalmente por ambos lados,  con la posibilidad de veto por parte del Vaticano.
"Es impensable dejar la propuesta inicial en manos de un gobierno ateo que no puede juzgar la idoneidad de un candidato para ser obispo", escribió el cardenal Zen.
Los católicos temen que cualquier acuerdo en este sentido pondría en peligro la independencia de la Iglesia.
Bob Fu, el director del grupo estadounidense China Aid, dijo que cualquier retiro por Roma constituiría “una traición a la Iglesia Católica en China, especialmente a aquellos que han sufrido hasta el martirio".
Fu añadió: "Será como la traición de un padre a sus propios hijos, un día tristísimo para la Iglesia católica en China porque se va a legitimar la persecución del Partido Comunista, pasado, presente y, tal vez,  futuro "

China no reconoce la llamadas "iglesias domésticas" Foto: ADAM DEAN /The Telegraph

En toda China, alrededor de seis millones de católicos se han negado a unirse a iglesias autorizadas por el Partido Comunista y han optado por mantener el culto en las casas, donde permanecen leales al Vaticano.

En Shijiazhuang, un obispo católico que no es reconocido por las autoridades, Jia Zhiguo, vive bajo estricta vigilancia.

El régimen ha intensificado su represión de las iglesias en las casas, derribando cruces en los lugares de culto y obligando a los seguidores a profundizar su clandestinidad.

Mientras tanto, otros seis millones de personas son miembros de la Asociación Católica Patriótica, un organismo controlado por el Partido Comunista,  que no muestra las imágenes de Francisco.
El Vaticano está intentando trabar relaciones de amistad con Pekín, ya que cree que puede hacer más para proteger a los católicos chinos si incrementa su participación en el país a través de una Iglesia unificada.

Un acuerdo entre las partes también podría restablecer las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Pekín, lo que sería considerado un gran avance en Roma.
El Padre Dong ha sido detenido "muchas veces" por las autoridades, y la misa al aire libre que fue cubierta por The Telegraph se realizó en su casa la semana siguiente, en medio del temor a las autoridades.

De pie junto a los retretes exteriores, con escombros y basura a sus pies, un trabajador migrante que dio su apellido como Pei dijo que es vital que el Vaticano hiciera frente a las demandas de Pekín.

"Si la iglesia independiente ya no es permitida, me iré a rezar a casa", dijo. "Sólo hay un camino para nosotros los católicos."
Additional reporting by Ailin Tang


Trad: J

martes, 12 de abril de 2016

Los frutos venenosos de la Amoris Laetitia

Fruto de la Amoris Laetitia
                
"Las enseñanzas de la Iglesia no terminaron con una explosión, sino con una nota al pie"
                                                                                                                            Steve Skojec, 1Peter5


Mientras algunos tratan vanamente de sacarle algo de jugo católico a la Amoris Laetitia, o se empeñan en decir que "nada cambió", el veneno ya empieza a hacer efecto, como bien lo comprueba Sandro Magister en el artículo que transcribimos a continuación.
Original en Chiesa, aquí




Francisco y Antonio, una pareja en óptima Compañía

En el padre Antonio Spadaro, jesuita también él, el Papa tiene a su traductor autorizado. He aquí lo que dice, con palabras más claras, "La Civiltà Cattolica" y que en "Amoris lætitia" son sólo alusiones

por Sandro Magister


ROMA, 12 de abril de 2016 – El jesuita Antonio Spadaro (en el centro en la foto, junto al general de la Compañía de Jesús) ha sido un profeta elemental cuando, el pasado mes de noviembre, sentenció sin ambages que "en lo que se refiere al acceso a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar, el sínodo ordinario ha puesto, efectivamente, las bases y ha abierto una puerta que en el sínodo precedente había permanecido cerrada". Y esto a pesar de que en la "Relatio finalis" del sínodo no apareciesen ni una sola vez las palabras "comunión" y "acceso a los sacramentos":

> Francisco calla, pero otro jesuita habla por él


Al presentar hoy la exhortación postsinodal "Amoris lætitia" en el último número de "La Civiltà Cattolica" – oportunamente difundida al mismo tiempo que la publicación del documento papal –, el padre Spadaro no duda en ningún momento cuando declara que esa profecía se ha cumplido.

Francisco -escribe seguro- ha quitado todos los "límites" del pasado, también en lo que atañe a la "disciplina sacramental", para las llamadas "parejas irregulares": este término, "llamadas", no es del padre Spadaro, sino del Papa y a juicio del historiador de la Iglesia Alberto Melloni "vale toda la exhortación", porque él solo absuelve a dichas parejas a las que convierte en "las destinatarias de la eucaristia".
A pesar de esto, también esta vez, en las 264 páginas y 325 párrafos de la exhortación papal no hay una sola palabra clara en favor de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar; sólo hay un par de alusiones en dos brevísimas notas a pie de página, la número 351 y la número 336, ésta última definida por Melloni como "crucial".

Padre Spadaro no es un jesuita cualquiera. Es el director de "La Civiltà Cattolica", es decir, de esa publicación que ha sido siempre "la revista del Papa" y que hoy lo es más que nunca "por el interés que el Papa Francisco manifiesta respecto a algunas intervenciones de la revista que acompañan a su magisterio", como ha afirmado el pasado mes de marzo un testigo muy atendible como es el padre GianPaolo Salvini, penúltimo director de la publicación:


Para Jorge Mario Bergoglio el padre Spadaro es todo: consejero, intérprete, confidente y escribano. Son innumerables los libros, los artículos, los tuits que escribe incesantemente sobre él. Por no hablar de los textos pontificios que revelan la impronta de su mano.

Ha formado parte del círculo que ha trabajado en la redacción de la exhortación "Amoris lætitia", en estrecho contacto con el Papa.

Y la norma quiere que la presentación que de ella ha hecho Spadaro en "La Civiltà Cattolica" haya sido entregada a Francisco antes de ser publicada. Una razón de más para asumir que esta exégesis del documento ha sido autorizada por el Papa revelando, por lo tanto, sus intenciones reales.

A continuación se reproducen algunos pasajes de las doce páginas, sobre un total de veinticuatro, que el padre Spadaro dedica a la cuestión de las parejas "llamadas irregulares" y su acceso a la comunión eucarística.

Asombra la habilidad con la que se añade también a Juan Pablo II y a Benedicto XVI al mismo "camino de sanación" que hoy Francisco lleva hasta la comunión eucarística a los divorciados que se han vuelto a casar, libre ya de los impedimentos anteriores.
Pero hay que leer todo el artículo, publicado en la página web de "La Civiltà Cattolica":

__________   



"Sin poner límites a la integración, como sucedía en el pasado..."

por Antonio Spadaro S.I.


La Exhortación retoma del documento sinodal el camino del discernimiento de cada caso individual sin poner límites a la integración, como sucedía en el pasado. Declara, además, que no se puede negar que en algunas circunstancias "la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas" ("Amoris lætitia" 302; cfr. Catecismo de la Iglesia Católica 1735) a causa de distintos condicionamientos. […]

Por lo tanto, concluye el Pontífice, si se tienen en cuenta las innumerables variedades de situaciones concretas, "puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que debería reconocer que, puesto que «el grado de responsabilidad no es igual en todos los casos, las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas" (AL 300). […]

Por consiguiente, las consecuencias o los efectos de una norma no deben ser, necesariamente, siempre los mismos, "tampoco en lo referente a la disciplina sacramental, puesto que el discernimiento puede reconocer que en una situación particular no hay culpa grave" (AL 300, nota 336). "A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia" (AL 305).

Y – se precisa – esta ayuda "en ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos". Por esto, "a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor". Y señala igualmente "no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles" (AL 305, nota 351).


DESDE JUAN PABLO II A FRANCISCO

Si retrocedemos a la "Familiaris consortio", podemos verificar que las condiciones que ésta planteaba hace treinta y cinco años ya eran una concreción más abierta y atenta, respecto al tiempo anterior, de lo vivido por las personas.

Sobre los divorciados que se han vuelto a casar civilmente, la Exhortación apostólica de San Juan Pablo II (1981) afirmaba: "exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida" (FC 84).

Sobre el acceso a los sacramentos, Juan Pablo II confirma la norma precedente y, sin embargo, afirma que los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil y que viven su vida conyugal juntos, educando a sus hijos y compartiendo la cotidianidad, pueden hacer la comunión.

Pero plantea una "condición" (que está a otro nivel respecto a la norma): la de asumir "el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos" (ivi).

Por lo tanto, en la "Familiaris consortio" la norma de hecho no vale siempre y en todos los casos. En la situación descrita se trata de una "epieikeia" sobre la aplicación de la ley a un caso concreto porque, si bien la continencia elimina el pecado de adulterio, no suprime la contradicción entre la ruptura conyugal con la formación de una nueva pareja -que vive un vínculo de carácter afectivo y de convivencia- y la Eucaristia.

En lo que atañe a las relaciones sexuales, la formulación de San Juan Pablo II requería "asumir el compromiso de vivir en plena continencia". En la "Sacramentum caritatis", Benedicto XVI había retomado este concepto, pero con una formulación distinta: "La Iglesia anima a estos fieles a esforzarse por vivir su relación según las exigencias de la ley de Dios, como amigos, como hermano y hermana" (SC 29). El "ánimo a esforzarse" implica un camino y centra mejor y de manera más adecuada el énfasis sobre la dimensión personal de la conciencia.

El Papa Francisco sigue esta línea cuando habla de un "discernimiento dinámico", que "debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena" (AL 303). No se puede transformar una situación irregular en regular, pero existen también caminos de sanación, de profundización, caminos en los que la ley es vivida paso a paso. […]


NO UNA "IGLESIA DE PUROS", SINO DE JUSTOS Y PECADORES

"A partir del reconocimiento del peso de los condicionamientos concretos –escribe el Pontefice–, podemos agregar que la conciencia de las personas debe ser mejor incorporada en la praxis de la Iglesia en algunas situaciones que no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio" (AL 303). Este es un punto central de la Exhortación apostólica, en cuanto atribuye a la conciencia –"el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que este se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo" (GS 16; AL 222)– un lugar fundamental e insustituible en la valoración de la acción moral. […]

La conciencia "puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo" (AL 303).

Este pasaje de la Exhortación abre la puerta a una pastoral positiva, acogedora y plenamente "católica", que hace posible una profundización gradual de las exigencias del Evangelio (cfr. AL 38).

En otras palabras, aquí no se dice en absoluto que hay que asumir la propia debilidad como criterio para establecer qué está bien y qué está mal (esta sería la denominada "gradualidad de la ley"). Sin embargo, se afirma una "ley de la gradualidad", es decir, una progresividad en el conocimiento, en el deseo, en hacer el bien: "Tender a la plenitud de la vida cristiana no significa hacer lo que en abstracto es más perfecto, sino lo que es concretamente es posible". […]

Con la humildad de su realismo, la Exhortación "Amoris lætitia" se sitúa dentro de la gran tradición de la Iglesia, remontándose de hecho a una antigua tradición romana de misericordia eclesial hacia los pecadores.

La Iglesia de Roma, que desde el siglo II había inaugurado la práctica de la penitencia por los pecados cometidos después del bautismo, estuvo a punto de provocar, en el siglo III, un cisma por parte de la Iglesia del Norte de África, guiada por San Cipriano, porque ésta no aceptaba la reconciliación con los "lapsi", es decir, los apóstatas durante las persecuciones, que de hecho eran mucho más numerosos que los mártires.

Frente a la rigidez de los donatistas en los siglos IV y V, como posteriormente frente a la de los jansenistas, la Iglesia de Roma siempre ha rechazado una "Iglesia de puros" prefiriendo el "reticulum mixtum", a saber: la "red compuesta" por justos y pecadores de la que habla San Agustín en  el "Psalmus contra partem Donati".

La pastoral del "todo o nada" les parece más segura a los teólogos "tucioristas", pero lleva inevitabilmente a una "Iglesia de puros". Valorando ante todo la perfección moral como un fin en sí misma, desgraciadamente se corre el riesgo de tapar de hecho muchos comportamientos hipócritas y farisaicos.

__________



El tiovivo de los comentarios


La forma deliberadamente vaga y polivalente de muchos pasajes de la "Amoris lætitia" se confirma con la  increíble diversificación de los comentarios.

Bastará citar aquí tres, opuestos entre ellos, de los miles que ha suscitado la exhortación postsinodal.

Por un lado un entusiasmado Alberto Melloni –historiador de la Iglesia y, además, actual número uno de la progresista "escuela de Bolonia"– que da la bienvenida a la exhortación como el acto "que hará época" porque ha liberado definitivamente al matrimonio de la "jaula jurídico-filosófica" del Concilio de Trento con su "doctrina fría y sin vida":


En el lado opuesto está Juan José Pérez-Soba, docente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Famiglia, en la Pontificia Universidad del Laterano, según el cual, en cambio, como ya sucedió en la "Relatio finalis" del sínodo, tampoco en la "Amoris lætitia" se admite explícitamente la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar,  contrariamente a cuanto indicaban las expectativas:

Y en medio de ambos está Robert Royal, fundador y presidente del Faith & Reason Institute de Washington, que aplaude la exhortación por su "fuerte defensa de la enseñanza de la Iglesia en lo que se refiere a la anticoncepción, el aborto, la homosexualidad, las tecnologías reproductivas, la educación de los hijos", pero que al mismo tiempo crítica su capítulo ocho porque "de manera oscilante y ambivalente parece que se separe de la enseñanza constante de la Iglesia desde sus inicios en lo que atañe a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar":


Pero estas son sólo palabras. Pasando a los hechos, hay que prestar atención a lo que escribe Melloni:

"Francisco dice a esos sacerdotes que han administrado la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar sabiendo lo que hacían que no han actuado contra la norma, sino según el Evangelio".

De hecho, en varias regiones de la catolicidad ya se administra sin problemas la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. Y ahora esta praxis encuentra en la "Amoris lætitia" la aprobación que se esperaba por parte de la máxima autoridad de la Iglesia:


Mucho más preocupante será en cambio la posición de esos fieles y pastores que han recorrido hasta aquí el camino trazado por el magisterio de la Iglesia.

A este propósito, he aquí una breve nota publicada el 8 de abril en el blog Settimo Cielo:

*

MISERICORDIA PARA TODOS, MENOS PARA LOS HIJOS OBEDIENTES

El capítulo ocho de la exhortación "Amoris lætitia", que concierne a los divorciados que se han vuelto a casar y similares, es el que más asombra.

Es una inundación de misericordia. Pero es también un triunfo de la casuística, aunque haya sido tan vituperada verbalmente. Con la sensación,  una vez se ha acabado de leerlo, de que se disculpa cualquier pecado, pues son muchos los atenuantes; por lo tanto, ése desaparece, dejando espacio a praderas de gracia también en el ámbito de "irregularidades" objetivamente graves. No hace falta decir que se admite el acceso a la eucaristia; no es ni siquiera necesario que el Papa lo proclame desde los tejados. Bastan un par de notas alusivas a pie de página.

¿Y qué pasa con todas aquellas personas que hasta ahora han obedecido a la Iglesia y se han reconocido en la sabiduría de su magisterio? ¿Y con esos divorciados que se han vuelto a casar y que con tan buena voluntad y humildad, durante años y decenios no han comulgado pero han rezado, ido a misa, educado cristianamente a sus hijos, hecho obras de caridad, aunque en una unión distinta a la sacramental? ¿Y con los que han aceptado vivir con el nuevo cónyuge "como hermano y hermana" y no en contradicción con el precedente matrimonio indisoluble, pudiendo así acceder a la eucaristia? ¿Qué pasa con todos ellos, después del "libres todos" que muchos han leído en la "Amoris lætitia"?

Hay en la exhortación una nota a pie de página –otra, no las dos citadísimas que han hecho centellear la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar– que reserva a los que han elegido vivir "como hermano y hermana" no una palabra de consuelo, sino una bofetada.

Se les dice, de hecho, que actuando de este modo pueden dañar a la nueva familia, porque "si faltan algunas expresiones de intimidad 'pueden poner en peligro no raras veces el bien de la fidelidad y el bien de la prole'". Lo que implica que es mejor lo que hacen los otros, que llevan una vida llena de cónyuges en segundas nupcias civiles y que incluso reciben la comunión.

Leer para creer. Es la nota número 329, que de manera inadecuada cita como apoyo a su reprimenda nada menos que el n. 51 de la constitución conciliar "Gaudium et spes".

__________


Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.

__________