sábado, 13 de junio de 2015

Breve comentario sobre la Eco-Encíclica

En un par de días se anunciará una Nueva Era en la Iglesia, debutante con la así llamada Eco-Encíclica Laudato Si.
El documento será presentado, entre otros y a modo de ejemplo, por un tal Dr Schellnhuber, que festeja de algún modo la futura estabilización "natural" de la población por debajo de los 1000 millones. Número dentro del cual, obviamente, no deberíamos contarnos. Ni, obviamente nuestros pobres hijos, que Dios se apiade de ellos.
Después vendrá la visita papal a Barack Hussein Obama, a la ONU, y como gran finale, el Sínodo. Sin duda que muchos se esforzarán para exprimir de todo esto algún contenido católico, un par de frases sueltas en medio de una catarata de palabras sin ningún sentido. O con mucho. En definitiva, el contexto definirá todo.
No deja de ser irónico cuando hablan del viejo "triunfalismo". En fin, qué importa.

Sobre esto, quisiera hacer este breve comentario:

"Nuestro Señor no sólo se ofreció a sí mismo como sacrificio en la cruz, sino que se hizo perpetuo y diario sacrificio hasta el fin de los tiempos. En la Santa Misa se renueva y continúa, para nuestro beneficio, ese único Sacrificio en la cruz ofrecido una vez. Él parece decir "Mi cruz fue levantada hace 1800 años, solamente por unas pocas horas, y muy pocos de mis siervos estaban presentes allí, pero Yo intento traer millones de ellos a mi Iglesia. Por su causa perpetuaré mi Sacrificio, para que cada uno pueda ser como aquellos que estuvieron prsentes en el Calvario. Me ofreceré cada día al Padre, para que cada uno de mis seguidores pueda tener la oportunidad de ofrecerle sus peticiones, santificadas y recomendadas por la fuerza tan meritoria de mi pasión. De este modo, seré Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec, y mis sacerdotes estarán en el altar, pero no serán ellos, sino más bien Yo mismo quien haré la ofrenda. No les dejaré ofrecer tan sólo pan y vino, sino que Yo mismo me haré presente en el altar, y me ofreceré invisiblemente, mientras ellos realizan el rito externo. Y así, el Cordero que fue muerto por todos, aunque ascendió a los cielos, siempre permanece como víctima desde su milagrosa presencia en la Santa Misa, bajo la figura y la apariencia de los signos terrenales y visibles" Beato John Henry cardenal Newman

ok. Nos quedamos un poco más. Quizás quede algo por decir.

J