El alucinante bestiario manchando el frontispicio de la Basílica de San Pedro, en imágenes que por momentos evocan a Hyeronimus Bosch. Como siempre nos pasa, ya no sabemos qué decir. Salvo, quizás, que en la tercera parte del triptico del flamenco está el infierno, lo cual es toda una diferencia.
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