sábado, 16 de enero de 2016

Seguridad Vial y Planificación Familiar


Parece que el Papa Francisco ha prestado su apoyo a una cierta campaña sobre seguridad vial promovida por la ONU con el objeto de salvar la vida de los niños. Bien, no habría nada que objetar sobre el asunto, salvo el improbable interés de la ONU sobre la vida de los chicos, si consideramos que al mismo tiempo se dedica a promocionar su exterminio antes de que sean capaces de viajar fuera del vientre de sus madres. Pero algunos ya se ocuparon de esta contradicción, y seguramente otros también lo harán así que lo que nos interesa ahora es otro asunto.

Cualquier padre de familia que tenga más de tres hijos sabe que está automáticamente fuera de la ley cada vez que viaja en auto con la familia, simplemente porque no hay cinturones de seguridad. Y cualquier padre de familia ha tenido que soportar la maldita pregunta de "cómo vas a hacer con el auto" el día del nacimiento del cuarto hijo. Es inexorable. Es una especie de acto reflejo: en la mente moderna hay una relación directa entre el cuarto hijo y el recambio del parque  automotriz. Tal como el nacimiento del tercero remite a la industria en general, cuando aparece algún imbécil a preguntar, o más bien a confirmar para sí lo que ya le parece obvio, es decir el "cierre de la fábrica". Dios mío, qué mal gusto. En fin.

Lo cierto es que cuando una familia de cuatro o más hijos se traslada en auto del punto A al B, sabe que está más expuesta  a ser detenida por la policía que a tener un accidente. Esto genera efectos interesantes: en primer lugar es una escuela de disidencia donde los chicos aprenden desde el principio que la suya no es una familia como cualquier otra, que están transitando la marginalidad, y que hay que ir atentos para zambullirse y ocultarse a la vista de un retén.
En algunos países como la Argentina (por lo menos en el interior) esto todavía es manejable. Hay que poner cara de resignación frente al agente estatal y expresión de "y-qué-quiere-que-haga". A veces el agente estatal no reacciona bien y muestra una velada agresividad (especialmente si es un agente estatal femenino) pero la perspectiva de llenar el destacamento de críos es más fuerte y juega a favor de una rápida liberación. Otras veces, y es justo decirlo, se genera una cierta simpatía: el agente estatal saluda a los chicos que miran expectantes, conteniendo el aliento. "Siga con cuidado". Alivio, salvoconducto, el viaje sigue.
En definitiva, uno se encuentra de repente al borde de la ruta discutiendo cuestiones demograficas, control de las poblaciones, anticoncepción, paternidad responsable y otras cuestiones con un cabo de la Policía Provincial.

Por el contrario, en los países "desarrollados", es decir en aquellos en que la coacción estatal es implacable, la situación puede ser muy grave e implicar la participación de otras ramas del poder gubernamental como visitadores sociales, jueces y fiscalías. Ahí no hay tutía. En Inglaterra o en Alemania, por ejemplo, es un tema especialmente sombrío, y puede tener efectos tales como la pérdida de la patria potestad. Son países serios y muy preocupados por el bienestar de los chicos, cuando logran encontar uno.
Igual que la ONU, empeñada en que nunca viajen más de dos o tres chicos en el asiento de un auto, porque más de dos o tres chicos es un delito, una irresponsabilidad.

Ahora bien, esto no pretende ser una reivindicación anarquista ni una declaración de imprudencia, solamente una reflexión sobre las formas sutiles en que las familias son excluídas del sistema "para su propia seguridad". Un sistema donde la imprudencia, en definitiva, parece que es tener muchos hijos. "Reproducirse como conejos", digamos. Y todos parecen haber olvidado que cuando éramos chicos y el mundo era más normal, menos normado y por ende un poco más católico, en el auto de una familia común había cuatro, cinco o seis chicos más algún amiguito...y sin aire acondicionado ni ipads, ipods, ni nada. A mirar el paisaje y convivir....Y los padres se ocupaban de que no hubiera muchas peleas, la ONU de las cosas entre las naciones, y los Papas de la salvación eterna de las almas.