Papa Francisco, hoy en Guayaquil:
"Poco antes de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones y ayudas concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia hoy debe afrontar. Les invito a intensificar su oración por esta intención, para que aun aquello que nos parezca impuro, el agua de las tinajas, nos escandalice o espante, Dios –haciéndolo pasar por su «hora»– lo pueda transformar en milagro"
En el fondo no deja de ser bueno que la ambigüedad, pícara y truquera, ya vaya contorneando una definición. Porque, sí: va a haber un milagro seguramente. Y la última mano es de Dios. Nos vamos a enterar.