lunes, 28 de octubre de 2013

Cuando arrodillarse en Misa fue pecado mortal

Corría Mayo de 2006 cuando Mons. Tod Brown, Obispo de la diócesis de Orange County, California, mandó que su fieles ya no se arrodillasen en Misa luego del Agnus Dei.
Parece ser que según las normas, el Ordinario del lugar tiene tal poder siempre que esté en consonancia con la "índole y las tradiciones razonables" de la grey a su cargo. Habría que ver cuál sería la tradición "razonable" en contrario, pero dejemos eso a los canonistas que redactan normas.
En el caso, resultó que los concurrentes a la pequeña iglesia de St. Mary's by the Sea continuaron flexionando sus rodillas en presencia de Nuestro Señor como siempre lo habían hecho, motivando la ira del P. Martin Tran, que tras algunas advertencias declaró que arrodillarse era "una clara rebelión, una desobediencia grave y un pecado mortal".
Luego, con el apoyo del ordinario envió una carta a los más pertinaces, invitándolos a retirarse de la parroquia y de la diócesis. Una especie de excomunión californiana. Por pelagianos arrodilleros, sería. Más o menos.



"Arrodillarse es un acto de adoración" declaró Judith M. Clark, de 68 años, una de los al menos 55 parroquianos que recibieron la carta. "Una se arrodilla casi automáticamente porque está muy acostumbrada. Ahora el cura dice que debemos mantenernos de pie, pero lo ignoramos"
Quzás exista una oposición entre lo arbitrario y lo consuetudinario. Y adorar no es tan mala costumbre, vamos.

 
Mi amigo el Chouan, dice que le "impresiona un poco la humildad de los que han logrado ser tan abiertos que pueden orar de pie dando gracias a Dios por no ser como esos conservadores integristas que siempre se arrodillan, se golpean el pecho y encima se confiesan".






En fin...no sé cómo habrá terminado el asunto en Orange County y su conflicto con los genuflexos...

 
La cuestión es que estas eran las "Misas" que se celebraban en esa diócesis (no sé cómo serán ahora), y suena bastante lógico que arrodillarse fuera, vaya a saber si un pecado mortal, pero sin dudas una incongruencia litúrgica. Va aquí un ejemplo:



Lo que sí resultó bastante congruente fué el final del ordinario Tod Brown, que terminó firmando un acuerdo por 100 millones de dólares por demandas de abuso ocurridas en su diócesis, además de enfrentar causas judiciales por ocultamiento, y una acusación contra él mismo y por la misma razón.

El ordinario Monseñor Tod Brown se retiró en 2012 a los 75 años, de acuerdo con el canon 401. Gracias a Dios.