sábado, 24 de octubre de 2015

Caifás. Un viejo post de Ex Orbe


Seguramente habrán sido varios los que recordaron la profecía de Caifás cuando el flamante Papa se presentó en la Loggia y pidió la "bendición" al pueblo. Quizás algunos evocaron vagamente al Papa recientemente emeritado "para que la nación no perezca". Todo un antitypo...quizás.
Bien profetizó el Sumo Sacerdote Caifás y por el Sacrificio la nación no pereció, ni perecerá jamás, así que no temamos. Pero el viejo Templo fue destruído y su casa "quedó desierta". Como desierta quedará la neoiglesia si sus sacerdotes persisten en fornicar con los Poderes del Mundo.



A Propósito de Caifás. Un viejo post del Padre Terzio

A propósito de Caifás


Ayer, Viernes de Pasión, según el Misal tradicional y hoy, Sábado de la Vª Semana de Cuaresma, según el novus ordo, se ha leído como Evangelio de la Misa el impresionante texto de Jn 11, 45-57, con la profecía de Caifás:

" 45..Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.
46. Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
47. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales.
48. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.»
49. Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada,
50. ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.»
51. Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación
52. - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53. Desde este día, decidieron darle muerte.
54. Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudada llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos.
55. Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse.
56. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»
57. Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle."
La profecía pronunciada por Caifás vv. 49 y 50 es en sí un enunciado cristológico, explicado y explayado en la addenda del Evangelista, los vv. 51 y 52.
Destaco que: 
1- es una profecía 'inconsciente' proferida en sentido condenatorio con un implícito sentido cristológico que se le oculta en su valor y significado a quien la pronuncia, pero reconocida a posteriori por el Evangelista como un verdadero oráculo sagrado que definía de forma muy perfecta el sentido y el valor de la condena, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo
2- su autor, Caifás, profetiza por una gracia aneja/vinculada al ministerio sagrado de Sumo Sacerdote, independientemente de su santidad personal, ni tampoco dependiente de su legitimidad sacerdotal en cuanto no pertenecía a la línea sacerdotal legítima de Sadoq, extinguida con Onías II el 175 a. C.
3- el oficio de Sumo Sacerdote y su gracia sacerdotal y profética no sufren merma por la coyuntura circunstancial de verse sometido a la designación de la autoridad pagana de Roma, siendo el representante de la autoridad imperial quien, de hecho, elegía y nombraba en aquel momento al Sumo Sacerdote
4- la eventualidad de la desiganción, no a perpetuidad sino sujeta al plazo temporal marcado arbitrariamente por la autoridad romana, tampoco es óbice para el mantenimiento y la manifestación del carisma profetíco del Sumo Sacerdote
5- el ejercicio profético confirmado por el pronunciamiente de ese oráculo cristológico, prueba y corrobora la legitimidad del Sumo Sacerdocio de Caifás, el último Sumo Sacerdote de la Antigua Alianza***, que consuma su alto y singular ministerio sagrado pronunciando esta profecía, todo ello atestiguado, grave y solemnemente, por el mismísimo Evangelista, que resalta en el texto evangélico el extraordinario valor de las palabras proféticas del Sumo Sacerdote Caifás
Esto que expongo, que serviría de esbozo de una interesantísima tesis (no sé si alguien lo habrá discurrido,´puesto que lo presento aquí como ocurrencia personal mía, de quien esto escribe) tiene - entiendo yo - un corolario, por extrapolación, aplicado al ministerio papal, si me explico y me entienden Uds. Tampoco quiero extenderme más, el blog no es el medio adecuado para elaborar tesis, ni para defenderlas más allá de un intuitivo enunciado, sin detalles, sin citas ni notas.
Pero, en todo caso, tomen nota y discurran los sedicentes 'sedevacantistas'. Y, si son razonablemente lógicos, entenderán que sus supuestos estarían contradichos por este grave y emocionante Evangelio.
Por lo menos a mí, cada año, cuando lo rezo en la Stª Misa, me emociona.
Laudetur Iesus Christus!
(alabanza que - ¡quién me lo iba a decir¡ - echo mucho de menos, por cierto)

*** El sacerdocio y el culto de la Antigua Alianza terminan absolutamente en el mismo instante en que Cristo ejerce y consuma su Sacerdocio, Eterno y Universal, en el Calvario. Al expirar en la Cruz, se rompe el velo del Templo. Aunque hubo otros sumos sacerdotes después de Caifás mismo, hasta la destrucción del Templo por los romanos, en el año 70, ni eran ya sacerdotes de la alianza ni el culto sacrificial ofrecido post-Pascha Christi tenía valor alguno.
+T.

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